lunes, noviembre 20, 2006

2do Altovalle Jazz Festival 2006

El Jelly Roll Trío ha tenido mucha suerte en su corta vida. Es la tercera vez que ha sido invitado a participar de festivales donde ha compartido el escenario con otros grupos y musicos de excelente nivel. En esta oportunidad nos convocaron los muchachos de la Sureña Jazz Band, que reúne músicos del Alto Valle de Rio Negro y Neuquén. Se reúnen desde ciudades cercanas como Neuquén y Cipolletti, pero también de Centenario, que queda a unos 200 kms de donde son la mayoría de sus integrantes. Forman un conjunto típicamente dixieland, de aquellos que nutren el movimiento en lugares del interior como La Pampa, Bahía Blanca o Córdoba. Alguna vez un comentarista porteño criticó despectivamente la preponderancia de los grupos tradicionales en el interior. Se olvida que son estos núcleos de militantes del jazz que abren la huella a que el género se establezca en zonas áridas en el sentido jazzísitico. Liderados por Martin Torres (clte) y Javier Krummer (tpta) han logrado en poco tiempo una evolución notable que la ponen en un nivel de igualdad con los buenos conjuntos del género. La línea de vientos se completó con la invitación al trombonista bahiense Luis Pascal Mexandau. Es te joven con nombre apropiadamente creóle es producto de la experiencia de banda infantil de jazz que llevó adelante el fallecido Tito Piqué. Fue una gran alegría verlo en plena actividad, además de ser una reinvidación de los esfuerzos del recordado Tito.
La impronta entusiasta de estos músicos es una mística que les permite afrontar dificultades que voltearían a cualquier conjunto porteño. Éste es el segundo festival que lograron montar los muchachos de la Sureña, en la que volvieron a participar Juan Ignacio Caíno, Adrián De Filippo y Alejandro Beelman, como integrantes del CDB Trío. El trío se completa con un cuarto elemento Laly Arias, infaltable en las producciones musicales de Juan Ignacio. La figura que en esta oportunidad estuvo ausente fué Guillermo Lancelotti Izquierdo, un trompetista que animó los primeros pasos de La Sureña, y que en cierta forma vinimos a reemplazar con nuestro JRT, ya que adoptamos un formato de trompeta, banjo y contrabajo que él inauguró en España, donde reside actualmente. La otra banda que completó el programa fue el Grupo de Jazz de la Fundación Patagonia, integrado por músicos de nivel profesional que son subvencionados por ésa fundación para desarrollar su arte con libertad. Fué una sorpresa encontrarnos con un combo que aborda standards de jazz dentro de una corriente moderna que requiere una formación musical avanzada.
Hay que destacar el apoyo de los familiares, amigos y allegados de La Sureña, que con una dedicación conmovedora colaboraron en proporcionar toda la ayuda necesaria para llevar adelante a pulmón una aventura semejante. Los agasajos y las atenciones de las que fuimos objeto nos llenaron de alegría y agradecimiento.

jueves, noviembre 16, 2006

Coro Celestial & Buddy Bolden

El domingo 13/11 fuí invitado a tocar un par de temas junto al coro Carpe Diem. Fueron arreglos originales de Round Midnight y Four hechos por el director del grupo, Ulises Zamudio. Fué una idea de nuestra amiga de los tiempos de Viva Buddy Bolden, María Lasta, que por estos tiempos ha cambiado el jazz por su doctorado en bioquímica. Ulises es un personaje interesante que dice no tener educación musical formal, aunque por estos tiempos dirige varios coros, además de la Banda Municipal de Coronel Vidal. Se trata de una agrupación que merece ser retratada en un dibujo de José Molina Campos, pero que despierta mi cariño por mis antecedentes de poblador del partido de Mar Chiquita. Si hubiera algo que motorizara ese tipo de agrupaciones en los pueblos, tendría efectos sociales interesantes, y me propongo investigar formas de darle apoyo a Ulises y su banda de pueblo y campo. Veremos que puedo sucitar entre mis amigos universitarios, preocupados por temas de extensión.

lunes, octubre 02, 2006

Puesta al día

Este blog viene sufriendo un poco de abandono últimamente. Voy a reseñar las últimas actividades antes de que me las olvide. Justamente la idea es que para cuando mi memoria mediata se anule completamente, pueda disponer de un registro de mis actividades en algún cyberlugar. Lástima que también me voy a olvidar del nombre del blog.

11 de Septiembre: TALKING TRIO- en la Bodega del Teatro Auditorium
Siempre dije que tocar un domingo a la noche temprano es una buena alternativa. La "Bodega" del Auditorium lució bastante llena de público, atraído quizás por el vinito y el salamín con queso que ofrecen. (Aunque mucho no debe quedar después de que pasan todos nuestros amigos del personal del Teatro a picar un poco). El trío no anduvo mal, aunque mi intento de tocar Oblivion de Piazzolla con trombón fué un bochorno.

30 de Septiembre: JELLY ROLL TRIO - en el Festival de Gastronomía en la Plaza del Agua.
Si bien logramos tocar dentro del predio, y no afuera en el frío de la plaza, tuvimos que vérnoslas con un bochinche ensordecedor de la gente que paseaba entre los stands de degustaciones. Tampoco hubo previsión de sonido, así que nos la bancamos "en pelo". Un público amable nos rodeó y nos acompañó durante el set, premiando nuestro heróico esfuerzo.

1 de Octubre: (como invitado) DANIEL FERNANDEZ TRIO. en Dickens.
Tuve oportunidad de tocar con Daniel una vez hace un año, y me llamó mucho la atención su claridad y su forma dúctil de improvisar. A lo mejor es una capacidad innata en los músicos criados en Olavarría. Ahora acompañado de Javier Puyol (drs) y de Alfredo Facciollo (e-bass) volvió a demostrar su nivel, quizás aumentado luego de incorporar más experiencia jazzerra. Daniel es un músico con una formación completa de conservatorio, y eso, a mi entender, enriquece su propuesta, porque además de ser muy coherente en el fraseo, introduce matices y recursos que recuerdan un poco a K.Jarret o especialmente a Brad Meldhau. Toqué apenas tres temas, pero me sentí muy complacido de verme acompañado con tanta soltura. ¡Gracias Daniel!

viernes, agosto 11, 2006

¿Para que sirve la improvisación libre?

Alguna respuesta podría encontrarse en este mp3, grabado en Beirut durante una de estas noches estrelladas....
http://www.muniak.com/mazenkerbaj.html

miércoles, agosto 09, 2006

Que Cese el Bombardeo.

Con este título se inicia una discusión en el foro de Jazz de la BBC inglesa. Ocurre que gracias a tener banda ancha, estoy escuchando los excelentes programas documentales de jazz en BBC Radio 3. Como accesorio a los archivos que conservan los programas durante una semana después de su emisión, se invita a los escuchas a participar en el foro de discusión. Me sentí tentado a entrar en ella, y terminé participando con algunos comentarios. La aparición de un título que aludía al actual conflicto en Medio Oriente, originó una serie de sucesos que atraparon mi atención durante las últimas semanas. Todo se origina con un comentario irónico que incia una línea de discusión. "Que Cese el Bombardeo" es el nombre de una grabación de jazz hecha en el estudio de Rudi Van Gelder en 1969. Esto fué seguido por una serie de adhesiones de participantes que volcaban su consternación por la agresiva política del estado de Israel, que insiste en una solución militar a su conflicto con los sectores árabes, sin importarle los llamados "daños colaterales". Muchos de los integrantes del "messageboard" son músicos, en general sensibles y simpatizantes de la saga del pueblo judío, pero indignados por los actos de terrorismo de estado que estamos presenciados estos días. El funcionamiento de estos foros, alojados en un organismo estatal como es la radio oficial inglesa, tiene un sistema de "moderación" que hace que aquellos comentarios que se consideran ajenos al tema del foro sean borrados. Ahí se ve con toda crudeza como opera la censura, cuando el poder ejerce su control sobre cualquier manifestación que cuestione sus política. Lo gracioso es que muchas intervenciones intentaban equilibrar la discusión defendiendo la agresión de los invasores. Todo esto pone de relieve nuevamente la vieja cuestión de la relación del arte, (y el jazz como manifestación artística) con la sociedad en la que se genera y practica. Digo vieja, porque fué un debate que nos atravesó en los 70, pero ahora que los misiles matan inocentes de una manera obscena, nos obliga a despertar a los perros dormidos. Sostengo aún la posición que la música no es ajena a la vida, y que manifestar opinión en estas cuestiones es un derecho inalienable.

martes, julio 25, 2006

¿Qué es Free Jazz?

La reciente visita del baterista Suizo Christian Bucher reactualizó una serie de inquietudes que me habitan desde hace años. Recuerdo cuando, viviendo en Londres, viajaba en mi ciclomotor a ver las tocadas del London Musician's Collective (LMC) donde tocaban los que se enrolaban en las diversas corrientes de la llamada Improvised Music. La primera vez que fuí, salí enojadísimo, pensando que había sido estafado. Por lo insólito de lo que escuché, volví a la semana siguiente, un poco para ver si se repetía el absurdo. Lo que ocurrió luego fue que volvía a ir cada vez que podía, con cada vez más entusiasmo que curiosidad. Música del momento, totalmente impredecible, pero recuperaba la importancia de la interacción y del suceso instantáneo, factores que tanto me habían atrapado cuando de pibe escuchaba el antiguo jazz de New Orleans. Podrían estar tocando un virtuoso junto a un individuo que producía ruidos con juguetes de plástico. En algún momento podría hallarse un capo como Evan Parker tocando con otro músico que parecía un aprendiz que apenas podía hacer sonar su instrumento.
A mi regreso a Mar del Plata intenté realizar algunas experiencias de música improvisada con un guitarrista de perfiles insólitos Claudio Cerillano, pero fueron tantas las burlas, sumadas a mi propia inseguridad que desistí de seguir experimentando. Pareciera que en este momento son varios en el pueblo que quisieran ingresar al territorio "Free". Las preguntas que se le dirigían a Christian durante su taller apuntaban a eso. La verdad es que creo que la única forma de aprender a tocar dentro de esa escuela, es animarse, juntarse y hacerlo. Cosa que hicieron algunos locales con el invitado el domingo 16/07 en Villa Victoria. Veremos ahora que pasa, con un poco de suerte se sumarán al intento otros experimentadores. Y quizás haya un debate sobre sus posibilidades.

lunes, julio 03, 2006

De vuelta al pueblo.

De regreso a Mar del Plata, volvemos a las actividades musicales en nuestra querida aldea. Un tropezón me provocó una herida cortante en la mano derecha, lo cual me dejó fuera de acción hasta hace poco. Américo Bellotto estaba visita, y me salvó cuando hubo que tocar con Dársena Jazz hace un par de semanas. Américo luce un yeso por un accidente idéntico, pero pudo seguir tocando porque se rompió fué algo de la mano izquierda, lo cual causa una imagen algo cómica cuando sostiene el instrumento. Un cambio de lujo sin duda, que cumplió con su amigo como buen deportista, sin hacer demasiados comentarios sobre nuestro nivel musical local.
Logré mejorar lo suficiente para arriesgarme a cumplir con una fecha de grabación organizado por Ricardo Pereyra con el mismo grupo con el que hicimos aquella fecha en Radio Nacional hace algo más de un mes (ver blog). La situación de grabación exacerba mis habituales nervios de escena, además de poner en relieve las fallas técnicas que parecieran ser disimuladas cuando se toca en vivo. Igualmente logré cumplir con las tomas de cuatro temas, encerrado en una casilla junto con el saxofonista Hernán Galeano. A Juan Antonio Rodriguez y a Ricardo no los podía ver, ya que estaban ocultos tras una pantalla que los escondía de Pablo Gonzalez y su batería.

jueves, junio 01, 2006

Despedida de Frankfurt

En mi último día en Frankfurt, me apresuro a registrar algunas impresiones, antes que se borren en la masa de sucedidos que pude vivir estos días. Recuerdo el "potrait concert" el pasado domingo de Hermann Kretzschmar, uno de los dos pianistas del Ensemble Modern. Estos "conciertos de retrato" son recitales individuales de los miembres del Ensemble, destinados a destacar los perfiles individuales de sus miembros. Fueron todas obras compuestas por el mismo Hermann, de corte netamente conceptual. En general planteaban una idea que la obra iba explotando en todas sus posibilidades. Se combinaban la ingenuidad más infantil con el repentino despligue virtuosístico. Una de ellas, por ejemplo, titulado These days, totalmente ejecutado en un teclado Fender-Rhodes, evocaba su pasaje juvenil por el jazz de Chick Corea, y combinaba en forma insólita distintos elementos del ya clásico Return to Forever.
Lunes y martes fueron dos días dedicados a cumplir con algunos de mis alicaídos objetivos, escribir algún arreglo para el JRT y estudiar un poco. Hubo también una cena en un restaurante español, en una mesa global de músicos de bronce: dos húngaros, un búlgaro y dos argentinos.
Ayer dediqué el día a observar los ensayos del Ensamble Modern. Fué toda una experiencia ver al director/compositor Peter Etövös liderar a estos especialistas en la música contemporánea por los vericuetos, sutilezas, y complejidades atonales del Concierto de Cámara de Alban Berg.
Fué una emoción ver en acción, y abrazar, al violinista hindú Jagdish Mistri, un protagonista de una anécdota de nuestra familia hace muchos años cuando visitábamos al famoso colegio secundario de la fundación creada por Yehudi Menuhin, en el sur de Inglaterra. Jagdish era entonces un joven brillante becario de la escuela, y dedicó toda una tarde a entretener a nuestos hijos con su violín y otros juegos. Valentin tendría entonces apenas unos 8 años.
Luego de un asado ofrecido anoche a sus amigos latinos y alemanes por un esforzado y afectuoso Daniel Adoue nos disponemos a celebrar su cumpleaños (y mi despedida de alemania) con una tango-jazz session en La Casa de la Música, un local donde Daniel tiene a su cargo el espectáculo musical todos los jueves.
A la madrugada estaré tomando el avión con el cuerpo exhausto, pero con el alma llena....

lunes, mayo 29, 2006

Buddy Bolden perdido en Frankfurt-am-Main

Hace ya más de una semana que estoy visitando al ex-alumnni de Viva Buddy Bolden, Valentin Garvie. Vive en en Frankfurt desde que tomó el puesto de trompetista en el Ensemble Modern, un grupo enteramente dedicado al repertorio compuesto a partir del siglo XX, con especial dedicación a los nuevos compositores en el terreno académico. Valentín viene haciendo carrera en este campo de especialización, aunque a veces quisiera tocar algo con melodía. Las escasas veces que puede, trata de aprovechar invitaciones para tocar jazz, o música emparentada. Desde hace un tiempo logra tocar algunas fechas con el trío Sudestada, en base a música compuesta y compuesta por el pianista argentino Daniel Adoue. No había terminado de aposentarme en el departamento de Valentín que sonó el teléfono, con una llamada de Daniel que nos invitaba a la casa a comer empanadas. Ahí comenzó mi vinculación con la pequeña pero solidaria red de sudamericanos que se reunen a comer o a tocar. Conocía a varios más unos días después en un almerzo convocado con la excusa de celebrar el 25 de Mayo en la casa del sociólogo Guillermo Atlas, un melómano y amigo de los músicos locales. Ahí también estaba el contrabajista brasilenio Pedro Gadelha, y un personaje que es un especie de héroe musical local, que entre otras muchas cosas fué solista de la Radio de Frankfurt hasta hace muy poco. Se trata del proverbial saxofonista uruguayo "Yiye" Wilson de Oliveira. Luego de una comida pantagruélica, viajamos en el auto de un Wilson inagotable hasta la ciudad de Stuttgard. Wilson respondía a la invitación de otro uruguayo, el trombonista Eduardo Crespo (Telecataplum, -German Brass) que había arreglado una fecha para tocar dixieland en el Traditional Jazz Hall de aquella ciudad. Ahí fuimos recibidos por el clarinetista Charlie Höllering que reune un grupo de músicos que forman un equipo estilo Chicago-Condon, en este caso con el aporte de Crespo, de Oliveira, y en este caso, Valentín y el mio.
Fué raro ver como se iba llenando el local, donde se comenzó a tocar puntualísimamente a las 8 PM, durante tres extensas entradas, que duraron hasta pasada la medianoche. El público cumplía rigurosamente con el aplauso a cada solo, y todo parecía un cuadro que retrataba una imagen del pasado lejano.
La próxima aventura con Wilson nos llevó a la ciudad de Baden-Baden, donde debía dirigir la Frankfurt Jazz Big Band, en donde también participaría Valentín. Yo me dediqué a recorrer la antigua ciudad de baños termales mientras ensayaban, y luego de ligar una cena gratis con los músicos, me dispuse a ver el gig en el lujoso salón de espectáculos del Kurhaus Casino. Una sala decorada lujosamente, donde la gente se sentaba en mesas a la luz de las velas. En fin, otro postal irreal, donde se mezclaba el kitch alemán con el aspecto demasiado perfecto de un show de televisión. La música era demoledora, por supuesto, interpretada por profesionales provenientes de varias partes del sudoeste alemán. Wilson dirige con una cancha de difícil descripción, además de tomar sus instrumentos y soplar un vendaval cada vez que tiene un solo.
Continuara....

jueves, mayo 18, 2006

El reencuentro con la música de Mike Westbrook

En Marzo de 1974 el pianista y compositor Mike Westbrook y el multi-saxofonista John Surman viajaban a Suecia para responder a una invitación de la Stockholm Radio Jazz Group. Las obras a interpretar en vivo y grabar eran el Citadel, una composición inspirada en una idea extraída de la novela "Ciudadela" de Cronin, y Room 315. Esta última debía su título a una sala de ensayo de una escuela de bellas artes, donde Mike encontró un hermoso piano de cola, y donde se refugiaba mientras esperaba que su entonces novia, Kate Westbrook, saliera de su curso. El lead de la fila de trompetas era un joven músico argentino, llamado Américo Bellotto. (ver entradas anteriores de este blog).
Poco tiempo después del golpe de Marzo de 1976, nuestra familia, luego de un fallido intento de radicación en Brasil, se instalaba en Londres. Ni bien pude establecer alguna base de supervivencia laboral, comencé a relacionarme con la actividad musical del barrio de Walthamstow, donde nos tocó vivir por casi 8 años. El primer músico que conocí, el trompetista Chris Holmes (luego fué el primer maestro de trompeta de Valentín) , al enterarse que era argentino, no me preguntó por Maradona, sino por Américo Bellotto. El nombre me sonaba vagamente, pero en verdad no lo conocía. Chris sacó un LP de Américo de su colección y me lo mostró.
Recuerdo mi ecuentro con la música de Mike Westbrook. Me causó conmoción escuchar su obra The Cortege, involucraba una Big Band de solistas increíbles, y que combinaba solos y arreglos dentro de una estética francamente vanguardista, aunque la idea de un cortejo fúnebre se ilustraba con el tradicional himno Fly as a bird to the mountains que evocaba las raíces más profundas del jazz. También la integraba Kate, tocando fliscorno tenor, y teniendo a su cargo la parte vocal, sobre un texto de una naturaleza poética, que impregna todas las composiciones de Mike.
Poseer hoy una computadora con conexión banda ancha me permite volver a escuchar las transmisiones de la BBC 3- donde seguramente escuché aquella grabación de Westbrook. A sus 75 años, se hizo un programa especial en su homenaje, que motivó que le escribiera diciendo cuánto me había impresionado su música, y contándole mi amistad con Américo, que recordaba aquella tocada con él y Surman. Como buen inglés, no solo me contestó, sino que quiso mandarnos una copia en CD de aquella evocativa grabación con la orquesta de la radio Sueca.
¡Emoción indescriptible!

martes, abril 25, 2006

Jazz Attack (¿o Panic Attack?) en Radio Nacional

Algunas semanas atrás había recibido una invitación del pianista Ricardo Pereyra, a grabar en vivo un programa para la serie que produce el veterano César Parisi en distintas emisoras de LRA Radio Nacional. Para ello se conformó un combo bautizado Jazz Attack que además de Ricardo en piano, reunió también a Pablo Gonzalez (drs), a Juan Antonio Rodríguez (bass - ver la entrada anterior) y a Hernan Galeano (tnr. sax). Yo no conocía a Hernán, que resultó un músico muy seguro y fluído, con un gesto que lo emparenta con la nueva generación de jazzeros. De los otros tres tenía ya la experiencia de haber tocado antes, y como siempre, me impresionaron por su capacidad de brindar una estuctura confiable para improvisar, además de ser buenos solistas a su turno. Hacía falta, ya que en el ensayo apenas se pudieron mirar unos cuatro arreglos de Ricardo, y el programa resultó larguísimo, de más de una hora de duración. De modo que hubo que incluir una cantidad de standards "a la parrilla".
Entrar a los estudios de Radio Nacional, fué como una visita al túnel del tiempo. El edificio, que originalmente fué construído en 1934 en Maipú 555 para alojar a Radio el Mundo, es una mezcla de la arquitectura Art Decó, con un gesto monumentalista típico de el espíritu totalitario que rondaba por el país y el mundo en la antesala de la 2da. guerra mundial. Impresiona el gigantismo de las instalaciones, y sobre todo la enormidad del estudio auditorio. Todavía están los tubos de un órgano gigante incrustados en una pared, aunque su corazón, fué extirpado en algún momento, para dar lugar a una "pecera" técnica . Quedan algunos rastros de la existencia de una orquesta sinfónica, que alguna vez fué parte orgánica de la radio. (Otro reconocimiento que mi alma gorila debe hacerle a Perón). Ví al menos dos pianos de cola. El que utilizamos estaba afinado y en perfecto estado. La sensación de anacronismo se conjugaba bastante bien con nuestro repertorio, que salvo algunos temas de Ricardo, consistía en temas mainsteam que hubieran sido propalados como modernos en 1950.
Musicalmente, pese de mis habituales lagunas en situaciones de grabación y público, me pareció que logramos superar el objetivo, aunque hacia el final, ya mostraba señales inocultables de boxeador mareado.
Fué una sorpresa comprobar la vigencia de César Parisi. Tengo intenciones de dedicar un bloque futuro del blog a la cuestión de los difusores, organizadores o gestores diversos de jazz. Me da la impresión que siendo un fermento necesario para que el género tenga llegada al público, a menudo son vilipendiados injustamente. Veremos que se me ocurre.

domingo, abril 23, 2006

19-4-06 Talking Trío en Dickens.

Paseando por San Telmo, me impresiona la cantidad de arte musical subvaluado. Será que por ser tocado en la calle, se lo escuche con condescendencia, pero sin advertir la calidad que se ofrece por monedas. Me quedé casi una hora en la esquina de Defensa y Pasaje San Lorenzo, a un grupo de gypsy-swing llamado Cuerdas del Sur, donde toca el contrabajista heavy Juan Antonio Rodriguez. Hacían vibrar a los adoquines con un repertorio Reinhardt clásico, y con algunos tangos y milongas que harían las delicias de JR Morton. Pensar que localmente tenemos el privilegio de que alguna gente acude a locales para pagar por lo que tocamos en Mar del Plata. El miércoles pasado no hubo mucha gente en Dickens, pero la suficiente como para completar casi todas las mesas. Escucharon respetuosamente nuestros intentos, y además, pagaron. Me doy cuenta ahora de ese privilegio.
Hubo algunos estrenos, entre ellos un Caravan que propuso Sergio Mileo, y que quizás por honor a su compositor Juan Tizol, me animé a balbucear en el trombón. También tuvimos el gesto temerario de tocar una de las Invenciones de J.S Bach, en una versión que condensaba en una, las dos voces de el cuarto de su célebre serie. Para un trompetista, se asemeja a un ejercicio del Arban de nivel avanzado, y tenía serias dudas de poder tocarlo. En la repetición empezé a perder pié, pero mediante el recurso de comerme unas cuatro o seis corcheas, logré llegar al final. ¡Creo que en la calle hubieramos recogido algunos centavos!

lunes, abril 17, 2006

Visita de Néstor Astarita y su trío.

Como una especie de coda al festival de Abril tuvimos la presencia este fin de semana a Néstor Astarita y su trío. Actuaron en el curioso Hotel de Punta Mogotes que fuera objeto de una entrada anterior de este blog. Pese a los intentos de promocionar el gig, los únicos beneficiarios de sus actuaciones fuimos un grupo de músicos marplatenses, que concurrimos al lugar los tres días que actuaron, participando en jams luego de su set. Lo acompañaron dos jóvenes talentosos: el contrabajista Gerardo De Mónaco, que provée una excelente base armónica, a la vez de un apoyo rítmico muy enérgico y participativo. En piano, guitarra y voz conocimos a Mariel Barreña, un verdadero descubrimiento de Néstor. Debido a su participación en la Banda Hermética de La Plata, tiene experiencia en el repertorio de bossa, canta con un gesto sobrio y afinado, y su touch y voicing en el piano revela una formación clásica que contribuye a que el sound del trío sea realmente bello.
Néstor Astarita es un notable gladiador del jazz, cuyo nombre me es familiar desde joven, cuando lo leía en las viejas revistas de jazz que devoraba cuando recién comenzaba mis primeros pininos musicales. De su iniciación en los míticos The Georgians hasta hoy, ha transitado por todas las etapas del género, hasta adquirir un estilo que es contemporáneo, pero sin perder el swing que a veces es escaso en los bateristas de la nueva generación. Fué una gran satisfacción conocerlo personalmente, pues su nombre tiene un valor icónico, al persistir incansablemente en la promoción y producción de espectáculos de jazz. Tuve una sola oportunidad de verlo en el pasado. Fué probablemente a fines de la década del 80, cuando fuimos con Valentín (que no tendría más de 15 años) a verlo en el auditorio del Centro Cultural Recoleta. Allí también tuvimos la suerte de escuchar al maravilloso trompetista Rubén Barbieri, y recuerdo como nos fuimos maravillados por lo que escuchamos aquella noche.
Sólo lamento que Valentín se lo perdiera esta vez...¡sólo se lo puedo contar cuando hablemos por teléfono!

viernes, abril 14, 2006

Jazz en Abril 2006

La masividad de acontecimientos que se sumaron estos días vuelve agobiante la tarea de actualizar este blog. Pasaron tantas cosas durante el festival el 7, 8 y 9 de Abril que me veo obligado a hacer un somero comentario de sólo algunas de las cosas que me impactaron. Creo que hay que destacar las actuaciones de Swing 4, un grupo de jazz fusión de Costa Rica, que dentro de su estilo particular descollaron como un grupo de virtuosos. El set en dúo de Manolo Fraga y Alfredo Remus fué una joya de interpretación jazzera, y el catalán Ximo Tebar aportó un set pleno de energía, junto a la cantante Ester Andujar. Otros grupo aportaron cosas buenas, pero tampoco las pude ver todas. El patriarca Mingo Martino estuvo presente, como así también Enrique Varela. Es que la variedad de oferta en el Teatro Auditorium y luego en la confitería Orión, superó mi capacidad de asimilación. Pero lo que me cautivó en particular fué la charla que dió sobre su lejana reunión con Cortázar en presencia del Gato Baribieri y otros, el periodista Nano Herrera. Estaba basada en una grabación del encuentro que Nano supo conservar durante años. Para el que supo escuchar, hubo perlas en los comentarios que se aplican no solo al jazz, sino a la actividad creativa en general. Éscuché todo con bastante conmoción, y además advertí sentado al lado mío a Manolo Juarez. Charlando un poco con él, descubrí a un personaje insólito, aparte de su imagen pública de referente cultural que prestigió al festival con su asistencia.

martes, marzo 07, 2006

La conexión San Telmo - Punta Mogotes

A veces suceden cosas insólitas, como lo que se vivió aquí el viernes 3, el sábado 4 y el domingo 5 de Marzo.
Hemos conocido al Sr. Carlos Alsina. Hijo de músicos notables, sus raíces familiares parecieran condenarlo a ser amigo y admirador de algunos de los mejores músicos de jazz y de tango de la Argentina. Me pregunto si esto no conspira contra el éxito de sus emprendimientos comerciales, que consisten en ser dueño del restaurante Bellisimo (México 802 -San Telmo -Cap.Fed.) y de el hotel Costa Mogotes (Av, Martinez de Hoz 2401 - Pta. Mogotes - Mar del Plata). Cuando nos reunimos con él la semana pasada, nos contó que había invitado a varios de ellos a su hotel a pasar una semana de vacaciones. En lista que había armado de invitados figuraban algunos de los nombres más aquilatados del jazz Argentino. Muchos no pudieron concurrir a causa de sus múltiples compromisos profesionales, pero los que sí aceptaron conformaron un grupo fenómeno, cuya presencia fué un regalo para los que tuvimos la suerte de enterarnos de sus presencias. Se produjo una mezcla de presentaciones y de jam session durante esos tres días, con la intervención de tanta gente que sería tedioso mencionarlos a todos. Pero creo que bastaría con destacar lo que para mí fué lo más impactante, la reunión en un trío espontáneo de Alfredo Remus, Néstor Astarita, y Américo Bellotto.
La falta de instrumento armónico (pno. o gtr) siempre crea una atmósfera vanguardista, pero lo cierto fué que pocas veces he podido apreciar en vivo algo que sonara más contemporáneo. Cuando en alguna vuelta azarosa de la improvisación surgía algún tema reconocible, fueron los antiguos St. Louis Blues, Sweet Georgia Brown, u otros clásicos como In a Mellowtone, los que se hicieron escuchar como campanadas de catedral. Mi conclusión es que estos músicos pudieron poner en juego sus años de vida y experiencia con el jazz. Eso se gana en la compañía de los grandes, con mil noches como la del viernes 3. Un lenguaje que no se aprende en los manuales de la Berklee, ni viene escrito en los Real Books. Me apenó que no lo pudieran apreciar la mayoría de los músicos marplatenses jóvenes que están tocando hoy en nuestra ciudad a pesar que el rumor del evento había corrido ampliamente en esos círculos.
Las demás noches albergaron la participación de cantantes como Laura Hatton, y Ayelén De Raco, junto a sus músicos, entre los que se destacaron Jorge Gorosito, un guitarrista excelente que hemos conocido hace años por su participación en Jazz en Abril.
Un párrafo aparte merece el Sábado 4, pero no por lo sucedido en Punta Mogotes. Ocurre que cumplía 60 años mi amigo Jorge Velazco, la edad en que uno debiera volverse venerable. Jorge es además un gran difusor desde su programa de radio Niebla Púrpura (Clásica/Jazz) que conduce desde hace años junto a Vicente Grondona. Me pareció que el evento merecía ser celebrado con jazz, para lo cual reuní a tres buenos locales, Eduardo Palomo (pno.), Nicolás Passetti (bass) y Javier Puyol (drs). Yo aportaba mi "trompeta amiga" como lo designan los hijos de Eduardo Palomo. No habíamos comenzado todavía, cuando a las 23.30hs suena el timbre, y apareció el ubicuo Américo Bellotto. Y bien, lo que iba a ser un prolijito set de Jazz Nerd, se convirtió en una fiesta en la que Américo deslumbró, pero con la delicadeza de un buen compañero. Otro regalo inolvidable.

miércoles, marzo 01, 2006

El cumpleaños de Pablo

Pablo Fronzi cumplió 81 años el 27/02/06. Lo celebramos el domingo, o sea un día antes, con una reunión vespertina de amigos que reconocen en Pablo un personaje que acompañó la aventura de nuestro movimiento desde su resurgimiento a principios de los '70.
Mi propia relación con él tiene mucha historia. Su presencia era conspicua en un tiempo en que alguien raro todavía se distinguía en Mar del Plata, y su look provocaba intriga cuando no era la moda lucir una cabeza totalmente pelada. Luego recuerdo haberlo visto en la línea de cornos de la banda municipal. Supe que eso fué en virtud de su amistad con el entonces director de la banda, y que por un tiempo fué mi profesor de trompeta Antonio Galiana. En los tiempos en que nos reuníamos para iniciar la Criolla Jazz Band, (en 1975?) se planteó el eterno problema de las bandas de jazz tradicional: ¿Quién toca la tuba?- Quizás porque por ese entonces él se aparecía como espectador en las tocadas y los ensayos, las miradas se posaron sobre él. Además Pablo era un comerciante exitoso que que tenía amplios recursos a su disposición. Casi sin darle tiempo a pensar se incició la búsqueda de un istrumento. Apareció en la forma de una antigua tuba de caballería, con un cierto parecido al corno francés al se lo asociaba en algún momento, y que proveía un digno marco circular por donde introducir su notoria testuz.
En su juventud había iniciado estudios de trompeta, de modo que estaba familiarizado con la mecánica del brass. Además, en sus tiempos de porteño, había vivido la gran época de las confiterías musicales de Bs.As. Como concurrente, conoció a las grandes figuras de esa época, cuando los músicos trabajaban todo el día comenzando con las radios, luego en las confiterías y finalmente en los cabarets. La época en que un músico ganaba más que un médico.
De modo que nuestro amigo se vió involucrado en el mundo fetichista del jazz, que se consolidó en el mítico Canotier de la calle Colón, y que hoy en día sigue su marcha.
A las 19hs del domingo pasado, convergían en Vieja Viola, varios de sus muchos amigos con sus instrumentos. El primero en llegar fué Laci Trakal, pero sobre sus talones llegaron Ferio Espinosa, Jorge Costagliola, Juan Carlos Jáuregui, Raúl Arrosio, Aldo Roldán, Sergio Calvé, Andrés Páez, y quien fuera el mentor de el boliche Canotier Luis Bauzá. Cuando llegué con la torta, también había llegado el pianista platense Alberto Guglielmino con un grupo de amigos. Además el lugar se fué poblando con gente que de un modo u otro se habían enterado del evento, y vivimos una nochecita mágica, donde todos tocamos en banda improvisada. Luego, con la espontaneidad de las reuniones con duendes, se armó un trío de banjos, y finalmente aparecieron dos cantores de tangos acompañados magistralmente por Guglielmino. El piano de Vieja Viola está muy desafinado, pero me llamó la atención como eso no impide que un buen instrumentista pudiera extraer música buenísima.
En fin, una noche para recordar, y para agradecer a la música que nos dió tanto.

viernes, febrero 17, 2006

La experiencia piñatera

¿Que es una banda piñatera?
Dícese de un conjunto de jazz que suele armarse para responder a alguna demanda comercial o social, a cambio de renumeración. Puede ser una promoción, una inauguración o un evento cualquiera donde la música cumple una función decorativa, publicitaria o funcional. Suelen ser solicitadas cuando algún organizador de eventos piensa que vendría bien algo ruidoso, y que tenga un toque de época, algo que recuerde a los años locos, o algún pasado genérico por el estilo. Las hay de dos clases, las permanentes o las fortuitas.
Las permanentes funcionan como pequeñas empresas, en general regenteadas por un músico en funciones de organizador. Son contratadas con anticipación, y proveen el servicio en forma sistemática y previsible, y sus componentes suelen ser más estables, aunque reemplazables en función de horarios, otros compromisos. Suelen ser extraídos del campo profesional.
Las fortuitas se arman más espontáneamente, generalmente de apuro, y a veces sus integrantes pueden ser amateurs idóneos, reclutados entre las distintas bandas en actividad.
Su repertorio suele componerse de los temas clásicos del jazz temprano, piezas icónicas como El Paso del Tigre, o Rata Paseandera, a los que se agregan los híbridos Moritat, o Hello Dolly. Son tocados sin ensayo y sin partitura, dado que componen una lista de temas conocidos por cualquier músico del genero. Pero se ejecutan sin preocupaciónes estiísticas. Quizás tendrán una pátina dixieland, empiezan y terminan de acuerdo a clichés. El consenso indicaría que estos grupos representan un cierto grado de rebajamiento del estilo, y que su orientación mercantil prevalece sobre la nobleza del arte.
Veamos de cerca el término piñatera. Nos remite a la expresión "La banda de Piñataro" que evoca una banda aldeana de bronces, liderada por algún popular dirigente italiano. También tendríamos la palabra puñetero, referencia inequívoca a una descarga egocéntrica, rápida, y fácil.
Pero he de hablar en defensa de las denigradas Bandas Piñateras. En principio hay que admitir que no cualquiera puede tocar en ellas. Hay que conocer ese repertorio particular, y saber improvisar con facilidad, para poder rellenar varios coros con música que parezca convincente. El que los organiza tiene que tener a su disposición una agenda nutrida con los nombres de los contados ejecutantes que reúnen esas cualidades.
La semana pasado me ví llamado a integrar dos de esas bandas. Una se conformó para tocar en la inauguración de una muestra en el foyer del hoy inactivo Hotel Provincial. Justo me estaba visitando mi hijo Valentín, que empuñó el trombón, el instrumento que dejó de tocar hace diez años para cumplir con un deber filial con un poco de humor y resignación. Con apenas unas horas de aviso, convergieron al lugar del gig Sergio Calvé (banjo) Ferio Espinosa (str.bass) y Leo Caldera, que re-inauguró el piano Steinway que tenemos los marplatenses abandonado en el Provincial. Es un noble instrumento que aún soporta ser afinado, tiene sus marfiles en buenas condiciones, aunque ha perdido sus pedales por algún motivo.
Debo confesar que me divertí enormemente, volviendo a compartir música en forma informal con Valentín y los demás, y viviendo esa espontaneidad que permiten los códigos compartidos.
Apenas unos días después, un llamado urgente de Ferio, nos llamó a cubrir un bache para una "Noche de Paella" en un restaurante playero. Fuimos prácticamente los mismos. Esta vez no estaba Valentín, ni el Steinway, pero apareció Fernando Romeo con un teclado, y volvimos a repetir la experiencia, entreteniendo maduros bailarines, y hasta cumpliendo pedidos.
¡Que siempre haya piñateras!

lunes, febrero 13, 2006

El CD de Mar del Plata Jazz Ensamble

Hace unos días logré que me entregaran una copia del CD de M d P Jazz Ensamble que, finalmente han podido editar luego de 30 años de actividad. LLevar adelante con tanta consistencia un proyecto parece que produjera la paradoja de que las dificultades y emociones de hacer música se convirtieran en una trivialidad cotidiana. Pero por fin los amigos de Ensamble se pusieron a mirar un poco el camino recorrido y produjeron este documento que recorre toda una extensión del movimiento marplatense. Lo que me impactó al escucharlo fué la energía que tenía la banda promediando los setenta, a poco tiempo de su creación. Las tomas hechas en el famoso reducto Canotier, grabaciones hechas gracias a la previsión de su bohemio dueño Luis Bauzá, impactan por su fuerza y convicción.
Los setenta y pico fueron años de mucho sectarismo en nuestro país, de todo orden. Lo que me impacta hoy qué poco pude escuchar de ellos cuando compartímos los mismos escenarios. A nivel musical el dogmatismo oponía, por ejemplo, el jazz de New Orleans al Dixieland. Ni hablemos de Jazz Moderno, otra tribu que en aquel momento no tenía toldos en la comarca. Para unos, los otros eran malos músicos, primitivistas. En sentido inverso, sus opuestos eran grasas, ordinarios, vulgares.
El tiempo nos fué entrecruzando, y poco a poco aprendimos a tener en cuenta las otras estéticas posibles, aún cuando algunos teníamos afinidad por algún estilo en particular.
El tiempo fué modificando el sound de Jazz Ensamble, en particular cuando Eduardo Martinez deja a un lado su clarinete hot para pasar al piano. Luego, con la incorporación del Negro Salinas en saxo tenor, aportando su experiencia de hiper-profesional ,el grupo va extendiéndose como un río de llanura en el amplio estuario del jazz mainstream.
Hoy permanece sosteniendo aquel gesto del clascisimo en jazz, habiendo adquirido la rotundez y la estabilidad de la madurez.
¡Les recomiendo el CD!

lunes, enero 23, 2006

2do Festival "Jazz en Miramar"

Miramar presenta una fisonomía muy peculiar en verano. En un día gris e invernal parece una ciudad fantasma de soledad y cemento. Pero en verano, se puebla con un público descontraído, que camina relajadamente por su paseo peatonal y calles flanqueadas por frondosos árboles. Abundan las bicicletas, y aunque también se aglomeran los automotores, hay abundantes lugares y modos de estacionar en sus amplias diagonales. Ciudad conceptual, que reproduce la racionalidad del urbanismo de Dardo Rocha, todo surge de una plaza central, lugar donde se erigió el escenario de su festival de Jazz. Su impulsor Ricardo Pucci, debió remontar las consabidas dificultades para poder concretar ésta, la segunda edición del festival. Esta vez, quiso combinar el aporte de músicos de Mar del Plata, con otros de la Capital. El precio por ocupar la plaza pública se evidenciaba en la presencia de al menos tres escenarios simultáneos. Dos de ellos en plena actividad sonora. En consecuencia, el jazz debía competir en decibeles con dos fuentes de nuestra música folklórica. Situación paradójica y en cierto sentido anacrónica, ya que el futuro apunta a una co-ordinación de ambas tradiciones, no una lucha antagónica. De todos modos la música pudo realizarse sin mayores inconvenientes, una vez incorporado al oído el fondo bullicioso del entorno. Un primer set contó con el dúo de Ari Sender (Arafán II) y Sergio Mileo. De modo que el festival arrancó con la energía propiciatoria de la percusión milenaria de África, junto con el torrente de latino-américa. Se sumó la bailarína M. Nascimento, que agregó un ingrediente de swing y movimiento realmente bello al set. Fué una noche muy especial para Sergio Mileo, puesto que siguió en escena para el set de nuestro Talking Trio, para luego reaparecer como invitado de Ricardo Nolé hacia el final del espectáculo. Jorge Armani ocupó la escena después de nosotros, reteniendo a Alfredo Facciollo, y sumando a Daniel Hoyos. Tuve que ausentarme un rato del lugar, pero pude seguir el evento por la radio de mi auto, ya que lo transmitía una FM local. Cuando regresé estaba en pleno funcionamiento la máquina infernal de Ricardo Nolé al piano junto a Ernesto Zeppa (drs.) y nuestro Alejandro Herrera (e-bass).
El nivel de estos músicos es de una dimensión tal, que me dejó un tanto apabullado, y me retiré un poco meditabundo, pensando en mi triste destino de músico aldeano. Reflexión neurótica, sin duda, por suerte, al tiempo volví a sentirme feliz por poder compartir un escenario con músicos de semejante talla.

jueves, enero 19, 2006

Vacaciones


La imagen testimonia el encuentro en vacaciones con el trompetista virtuoso Américo Bellotto, quien generosamente me invitó a compartir unos días en un departamento en el Valle de Las Leñas. Quedó demostrado que además de ser gran músico, es experto jugador de monopoly, buen cocinero, curandero exitoso y buen anfittrión.

Un poco más sobre Aníbal y otras ausencias.

(Aclaración: Esta entrada volvió a circular en Abril/Mayo del 2023 gracias a un posteo en Facebook de Carlos Schettino que lo rescató. Lo que relato a continuación correspondería aproximadamente al año 1962. Observé que contenía algunos errores y datos que requerían actualización, cosa que hice en los comentarios de Facebook. Hoy (10/5/2023) lo voy a editar corrigiendo y agregando datos)

 A propósito de el fallecimiento de Aníbal Betinotti, seguí rumiando acerca de recuerdos tempranos que datan de cuando tenía 16 años y recién me acercaba a la música. Quizás haya experiencias que sellan un destino. Me acordaba de aquellos poquitos ensayos que presencié de pibe en una casa cerca de la estación Florida, de una banda que en aquel tiempo se llamaba “Los Santos Lugares Stompers”. La casa era la de los padres de Alejandro Winkler (†), un adorable personaje que luego siguió activo en la Eureka Jazz Band,  y lugo en la  Delta JB. Como tubista poseía un  envidiable sentido rítmico. En aquel momento estaba tocando corneta, y en mi recuerdo quedó impreso la imagen visible y sonora de una reencarnación de Ed Allen. Aquel día llegué ahí de la mano de Dicky Canci(†) , que me había abordado espontáneamente en la estación Quilmes al verme parado parado ahí con un estuche de trompeta. Luego de un largo viaje en tren al norte, me encontré en medio de aquel ensayo que selló mi relación con la música. Ahí estaba Anibal, que tocaba con una aparente solvencia que me hacía pensar que era un Menuhin del banjo. El ensayo era comandado con una energía proverbial desde el piano por Carlos Borsalino(†) . Nunca podré olvidar la imagen de este joven líder que tocaba con la cabeza girada hacia la banda, y se acompañaba con ambos pies en rítmico unísono. Los otros dioses olímpicos que desplegaban su artes prodigiosas en aquella escena eran Saúl Lottemberg (†) en tuba, y Horacio Schere (†) en clarinete y saxo soprano. En realidad el clarinetista que se destacaba era un delgado y sinuoso muchacho, Gustavo Meilij.  de quien sólo supe que al tiempo dejó de tocar y ejercía la abogacía en una ciudad del litoral.. Escucharlo aquella vez fue hacerme estallar en la cara el impacto de Johnny Dodds resucitado en S.O.L blues, mucho antes de haber podido escuchar alguna grabación de los Hot 7. Otro músico que participaba de los ensayos de los Santos Lugares JB era el trombonista Sergio Tamburri(†) que luego compartió la fundación de la Porteña JB. (Gracias a un comentario que me hizo en este mismo posteo en 2006 pude hacer las correcciones con las que modifiqué este texto). 
Al poco tiempo mi joven almita perpleja luchaba con la paradoja de que Borsalino, que había pasado a crear la Eureka Jazz Band, se moría de leucemia. Vuelvo a mis preguntas sobre el limbo, y pienso que a lo mejor mucho de lo que esos muchachos hicieron, encontró alguna continuidad en algunos de mis proyectos. Ofrendo mi agradecimiento hacia todos ellos, y quisiera ser optimista, y pensar que algo de lo que hago hoy pasará a fluir en otros corrientes. Quien sabe.