miércoles, marzo 01, 2006

El cumpleaños de Pablo

Pablo Fronzi cumplió 81 años el 27/02/06. Lo celebramos el domingo, o sea un día antes, con una reunión vespertina de amigos que reconocen en Pablo un personaje que acompañó la aventura de nuestro movimiento desde su resurgimiento a principios de los '70.
Mi propia relación con él tiene mucha historia. Su presencia era conspicua en un tiempo en que alguien raro todavía se distinguía en Mar del Plata, y su look provocaba intriga cuando no era la moda lucir una cabeza totalmente pelada. Luego recuerdo haberlo visto en la línea de cornos de la banda municipal. Supe que eso fué en virtud de su amistad con el entonces director de la banda, y que por un tiempo fué mi profesor de trompeta Antonio Galiana. En los tiempos en que nos reuníamos para iniciar la Criolla Jazz Band, (en 1975?) se planteó el eterno problema de las bandas de jazz tradicional: ¿Quién toca la tuba?- Quizás porque por ese entonces él se aparecía como espectador en las tocadas y los ensayos, las miradas se posaron sobre él. Además Pablo era un comerciante exitoso que que tenía amplios recursos a su disposición. Casi sin darle tiempo a pensar se incició la búsqueda de un istrumento. Apareció en la forma de una antigua tuba de caballería, con un cierto parecido al corno francés al se lo asociaba en algún momento, y que proveía un digno marco circular por donde introducir su notoria testuz.
En su juventud había iniciado estudios de trompeta, de modo que estaba familiarizado con la mecánica del brass. Además, en sus tiempos de porteño, había vivido la gran época de las confiterías musicales de Bs.As. Como concurrente, conoció a las grandes figuras de esa época, cuando los músicos trabajaban todo el día comenzando con las radios, luego en las confiterías y finalmente en los cabarets. La época en que un músico ganaba más que un médico.
De modo que nuestro amigo se vió involucrado en el mundo fetichista del jazz, que se consolidó en el mítico Canotier de la calle Colón, y que hoy en día sigue su marcha.
A las 19hs del domingo pasado, convergían en Vieja Viola, varios de sus muchos amigos con sus instrumentos. El primero en llegar fué Laci Trakal, pero sobre sus talones llegaron Ferio Espinosa, Jorge Costagliola, Juan Carlos Jáuregui, Raúl Arrosio, Aldo Roldán, Sergio Calvé, Andrés Páez, y quien fuera el mentor de el boliche Canotier Luis Bauzá. Cuando llegué con la torta, también había llegado el pianista platense Alberto Guglielmino con un grupo de amigos. Además el lugar se fué poblando con gente que de un modo u otro se habían enterado del evento, y vivimos una nochecita mágica, donde todos tocamos en banda improvisada. Luego, con la espontaneidad de las reuniones con duendes, se armó un trío de banjos, y finalmente aparecieron dos cantores de tangos acompañados magistralmente por Guglielmino. El piano de Vieja Viola está muy desafinado, pero me llamó la atención como eso no impide que un buen instrumentista pudiera extraer música buenísima.
En fin, una noche para recordar, y para agradecer a la música que nos dió tanto.

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