jueves, diciembre 22, 2022

Cerramos 2022.....¿termina este blog también?

 Así es.....culmina este extraño año 2022 post-pandémico. Ecem aguantó en su nueva sede, aunque el futuro es incierto. Se hizo el festival con una programación interesante y un par de figuras y grupos internacionales que le dio relieve. Los Carlitos grabaron un 5to disco, que quisimos llamar de "Románticos Latinos" para ironizar sobre nuestro repertorio latino-americano. Por ahora sigue en los archivos de ICM, no estoy seguro de que queramos lanzarlo... Aunque no creo que tenga mucha importancia de una forma o de otra. Ya estamos trabajando un repertorio nuevo, que vendría a constituir nuestro 6to "disco", y estoy más contento con nuestro regreso a una mezcla de composición con impro aleatorio, que siempre fue nuestra marca. Tuve la suerte de juntarme casi semanalmente con Ornella Contreras, nuestra nueva pianista estrella. De esas reuniones salió un extraño repertorio de ragtime, jazz vintage y standards. Tuvimos oportunidad de tocar en público un par de veces, Ornella no tiene techo. Yo tengo que luchar para estar a la altura. Pero celebro poder tocar un poco de jazz temprano con alguien que tiene la maravillosa posibilidad de poder tocar con los parámetros de la época presente, pero consciente del valor de lo pasado.

Ah....otro experimento fue armar un "taller de brass" que funcionó unos tres meses con el objetivo de llegar al festival. El repertorio esta vez iba a ser totalmente propio, con una estética más parecida a la de las actuales brass band en New Orleans. Efectivamente llegamos a tocar al aire libre....pero para ese momento agoté mi entusiasmo. También habrá que ver si logro reiniciar algo de eso.

Otra nota un poco preocupante es que en el blog parecieran abundar las noticias de fallecimientos. Supongo que es algo inherente al paso del tiempo, aquello de que los que nos ponemos grandes vamos viendo como se despiden los coetáneos. Es que una noticia triste de este año ha sido el fallecimiento de Enrique Norris. Fue un músico que siempre me intrigó, y con el cual sentía una fuerte afinidad, cuyas causas no puedo identificar ahora. No puedo compararme con su perfil, él fue un profesional de la música, y llegado a CABA de su Rio Cuarto natal, se fue ubicando en un lugar central de el jazz de riesgo y creativo. Pero era alguien totalmente alejado de todo efectismo. Recuerdo que la primera vez que lo escuché fue en una grabación del grupo de Alejandro Herrera. Ahí lo escuché negociar con total fluidez las exigencias de las composiciones de Alejandro, partes difíciles que yo nunca pude abordar. Pero claramente la estética de Enrique no se adaptaba al jazz fusión noventoso. Ya fuera tocando piano o corneta (si, corneta, ya por eso sólo me causaba admiración) demostraba que el arte florece en la sencillez, no no en la hiperinflación técnica. Su partida ha sido prematura, causada quizás por no resistirse a tratar ese tumor que apenas podía disimular con su barba o en los últimos tiempos, con una capucha monástica. Feliz viaje, querido y admirado Enrique.