miércoles, enero 24, 2018

Chau Mingus

El 2017 cerró con la noticia de que se cerraba el ciclo de jam sessions en el Bar Mingus, luego de más de 7 años en los que se llevaron adelante sistemáticamente dos encuentros semanales. Todos los martes y los jueves, los músicos de ICM porponían una banda de apertura, que luego sostenía la escena para que otros músicos se subieran a tocar y a experimentar con público sus capacidades de improvisación o a aprender junto a músicos más experimentados. 
Desde el bar adujeron que el ciclo no resultaba económicamente sostenible, y propusieron conservar sólo la sesión de los martes. Los músicos consideraron que era un retroceso inadmisible, y así se acabó lo que fue la experiencia continuada más duradera conducida fuera de los días de fin de semana. La presencia del Jazz en la confitería Orion continúa desde hace más años pero con un perfil más orientado al entretenimiento y limitado exclusivamente al jazz tradicional. Dickens mantiene una cartelera de grupos de jazz y afines, pero no de aquellos que están en la tendencia más avanzada y de composición original  
Por cierto que la concurrencia de público se había reducido comparado con los años iniciales en los que fue necesario contratar personal de seguridad para cuidar el ingreso. Los factores de la declinación son varios...algunos vinculados al funcionamiento de la casa, y seguramente otros relacionados con la naturaleza de nuestra música. En efecto, nos informan que hay una disminución de espacios disponibles para el jazz contemporáneo en Buenos Aires, mientras que algunos locales prefieren otorgar fechas a bandas de orientación más clásica o de swing. 
Por mi parte, observaba que cada vez había menos público para el momento en que subían las bandas que abrían la jam. Eso me alarmaba, porque considero que nunca antes hubo grupos de mejor nivel musical. Excluyendo los grupos propios, realmente pienso que bandas como Proyecto Bubu, Los Poni, Trio Dapine, los grupos de Marcos Basso, de Martín DeLassaletta y otros ofrecen música de calidad internacional. Siendo que la entrada era gratuita, no me explicaba que la concurrencia  recién aumentaba cuando estas bandas concluían su set.
Siempre hubo olas de expansión y momentos de retroceso....pero este reflujo me llama la atención. Nos queda la tarea de insistir en sostener una estética que nunca será masiva, pero que merece ser seguido por más personas.  Parecería que el movimiento siempre ha encontrado albergue en ciertos locales que brillaron un rato y luego caían. En un tiempo que no conocí, los músicos de Armando Blumetti experimentaban con transcripciones de discos de jazz moderno en el local del Jockey Club. Hubo un período de dos o tres años que el jazz se concentraba en el local de Canotier en la calle Colón. Hubo un tiempo que en el entrepiso del teatro Tronador concentraba a músicos locales y visitantes.  En fin...ahora el jazz experimental nocturno tendrá que encontrar otro espacio. No hay que olvidarse que los locales de jazz en Nueva York donde se cocina el futuro de esta música siguen siendo sótanos......  

jueves, enero 11, 2018

Hola 2018

Retomo este blog un tanto abandonado. Lo hago ya en los inicios del año 2018, luego de atravesar las movidas aguas de las fiestas. El festival de jazz de ICM se celebró durante la segunda semana de diciembre 2017, o sea muy cerca del fárrago de fin de año. De modo que no hice ningún comentario al respecto, y tampoco podré hacer un recorrido detallado de esos cinco días intensos. Lo que rescato principalmente es que se logró una oferta de muy buena calidad con recursos mínimos. No hubo ningún apoyo oficial salvo el de facilitar el Teatro Colón. También podría agregarse que se habilitó la participación de los organismos orquestales, (Orquesta Sinfónica y Banda Municipal), aunque no estoy seguro si ello fue debido a que éstos ya tenían fechas programadas en los días del festival, de modo que se los integró en la programación. 
Hubo participación internacional con la actuación de Luis Perdomo que presentó un trío que incluía a Rudy Royston (drs) y a Mimi Jones (bass), dos músicos que conocí previamente cuando viajé a Nueva York.  Los tres fueron magníficos, y se brindaron con mucha generosidad a ofrecer un taller y a participar en los jam sessions. También nos visitó desde USA  Logan Stroshal, gracias a la invitación de Julián Maliandi, ya que fueron compañeros cuando Julián cursó en la New England School of Music. Hubo participación de reconocidas figuras nacionales como Juan Cruz Urquiza, Ernesto Jodos y Pablo Ledesma, pero el grueso de la programación se estructuró con nuestros grupos locales. 
La experiencia de autogestión de ICM me sigue maravillando. Aún con dificultades e imperfecciones, sigue siendo una muestra notable de organización alternativa. La fuerza colectiva de sus miembros es una prueba de que hay otras formas de asociación con las que se pueden resultados gratificantes y sorprendentes.
¡Es que me desvela que podamos encontrar nuevas formas de hacer lo común!