Goran Mladic´ trabajaba como empleado bancario en Belgrado, y al menos una vez por semana tocaba la trompeta de válvulas rotativas en una banda dixieland en el club Sloveni. Junto con sus amigos bautizaron la banda como "Metropolita Jazz Band" hacía ya más de diez años. Se conocían de memoria rutina de tocar el tema, tomar por turnos los solos y finalmente concluir con un ensamble, rematado por una coda de cuatro compases de bateria y otras cuatro de un tutti final. Los temas variaban poco, pero ocasionalmente se llamaban por teléfono para sugerir un tema nuevo, que se iba incorporando al repertorio . De modo que no necesitaban ensayar mucho, y cuando lo hacían, la reunión se convertía en una excusa para comer podvarak y tomar mucho rakija.
Habían tenido su época de gloria cuando el club Sloveni se colmaba de público, aumentado durante los tiempos de la ocupación por parte de tropas de la OTAN, y en particular por oficiales Americanos. Éstos preferían el ambiente más maduro y convencional que solía reunirse allí, más que las discos que frecuentaban sus soldados.
Goran había comenzado a tocar de joven, fascinado por los discos de su padre, un Serbio bastante conservador. La contradicción de Goran era que siendo más liberal, gustaba de la música algo vetusta de su progenitor. En lo demás diferían en casi todo. El mayor de los dos tenía simpatía por la causa nacionalista que finalmente encarnó Milosevic´ y tendía a negar los excesos de la reciente guerra balcánica. Afirmaba que la tan mentada "limpieza étnica" encarada por el estado Serbio era una fabricación de los estados occidentales. Todo lo que constituyera la música popular balcánica, particularmente la rica tradición folklórica tocada por gitanos y habitantes de zonas donde predominaba la herencia otomana era despreciada en la casa de los Mladic'. Algo similar sucedía entre los parroquianos del club Sloveni.
Continuará.......
Habían tenido su época de gloria cuando el club Sloveni se colmaba de público, aumentado durante los tiempos de la ocupación por parte de tropas de la OTAN, y en particular por oficiales Americanos. Éstos preferían el ambiente más maduro y convencional que solía reunirse allí, más que las discos que frecuentaban sus soldados.
Goran había comenzado a tocar de joven, fascinado por los discos de su padre, un Serbio bastante conservador. La contradicción de Goran era que siendo más liberal, gustaba de la música algo vetusta de su progenitor. En lo demás diferían en casi todo. El mayor de los dos tenía simpatía por la causa nacionalista que finalmente encarnó Milosevic´ y tendía a negar los excesos de la reciente guerra balcánica. Afirmaba que la tan mentada "limpieza étnica" encarada por el estado Serbio era una fabricación de los estados occidentales. Todo lo que constituyera la música popular balcánica, particularmente la rica tradición folklórica tocada por gitanos y habitantes de zonas donde predominaba la herencia otomana era despreciada en la casa de los Mladic'. Algo similar sucedía entre los parroquianos del club Sloveni.
Continuará.......
4 comentarios:
Esto es muy interesante.
Es tuyo?
Brindo con rakija, por supuesto después de comer podvarak.
Es fragmento de "Cuentos del tío Slobodan" del autor premiado Dobrilo Obilich. (Sarajevo 2003)
E.
Este relato es de ficción. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.
Dobrilo Obilich.
Todo esto me hace pensar que el autor,si es el que uno supone,tiene una mentalidad bastante puesta al servicio de la mediocridad anarquista.con algunos dejos de resentimiento quasi sufi.
En suma Connan Doyle se reiaria bastante de la situacion de esos musicos de jazz de biblioteca.
Aun asi leere el segundo capitulo. Firma: Garmendia ( el bueno)
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