miércoles, agosto 11, 2010

La sorpresa de Goran VI

La danza culminó y la gente se fue desagregando. Goran trató de juntarse con el grupo de los más jóvenes, con la intención de acercarse a la bailarina. Sasa se quedó charlando con el violinista un largo rato.
"¿Qué estaban hablando ustedes dos?"
"El hombre quería saber tu nombre" "
¿Y se lo diste?"

"Claro, le dije que te llamabas Goran Mladic'..."

Una sombra cubrió el rostro de Goran, pero la bailarina andaba cerca, y volvió a concentrarse en el acecho. La chica parecía escurrirse cada vez que la tenía a mano.
La noche fue transcurriendo, hasta la fatiga empezó a imponerse. Los concurrentes comenzaban a retirarse, y los dos muchachos decidieron partir. Salieron en busca del Lada, que luego de unos intentos arrancó, y se dirigieron a la ruta de regreso.
Estaban transitando por un descampado cuando una camioneta obscura se le atravesó. Sasa frenó bruscamente. De la camioneta descendieron tres encapuchados armados que rápidamente abrieron las puertas de cada lado y sacaron violentamente de sus asientos a los dos amigos. Mientras que dos de ellos inmovilizaban a Sasa, el tercero obligaba a Goran a encaminarse hacia la banquina. La madrugada era silenciosa y apenas clareaba. Lo esperaba una silueta de un hombre con un sombrero de alas anchas. Goran reconoció al violinista.
"De rodillas" ordenó el hombre que en lugar de un violín, sacó de debajo de su sobretodo una escopeta recortada.
Así que eres hijo de Mladic', espetó.
Goran azorado empezó a presentir lo peor. Empezó a gritar que él no tenía nada que ver, que no pensaba igual que su padre, que nunca intervino en las acciones en Bosnia, ni en Herzegovina, ni nada. Que porqué agarrárselas con él, que no era su culpa ....
Inexpresivo, el mismo personaje que antes lo alentaba a tocar, ahora lo sometía con su arma. Sólo dijo que sí, que no lo era, pero que tampoco había sido culpable su hijo cuando lo asesinó el para-policial Zoran Mladic'. Fue la misma noche que también mataron a su nuera y a sus nietos de seis y cinco años. Y no sólo a ellos, sino a 50 vecinos más del pueblito donde habitaban.
Se oyeron dos estampidos.
Dicen que en el momento de la muerte desfilan por la mente del moribundo todas las escenas de la vida.
Pero en el instante inconmensurable en que Goran se desplomaba, sólo vio la imagen cristalizada de la bailarina de Cocek.

The End.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Goran era como sandokan,wese gran pajero que se pasaba las nnoches en la popa de su fragata,mirando las estrellas y manoseandose,pensando en su amada ignota.Bien muerto Goran, te descabezaste el mini bichito en una maniobra eya -cul-a-toria.Escxrito asi para evitar la censura automatica,
GARMENDIA ( casi sin voluntad de escribir)