jueves, diciembre 12, 2024

Lenguaje & Improvisación 5

 El próximo paso en esta serie de notas será tomar como eje lo que denominaré el nivel imaginario del problema. Podemos entender lo imaginario como aquello que da consistencia a nuestra representación. La imagen es el ejemplo más claro de algo que se nos aparece como algo dotado de algo completo y cerrado. También se lo podría vincular con aquella instancia que en psicoanálisis se denomina narcicismo, que está vinculado a la instancia del yo. Sin adentrarnos demasiado en la complejidad de este tema, podríamos agregar que el yo es lo que nos permite sentir unidad, y en la que solemos apoyarnos cuando nos pensamos como personas, únicas y singulares. Por cierto que es una unidad frágil y aún equívoca, que puede disgregarse ante ciertas amenazas o situaciones imprevistas, pero no deja de ser un centro de referencia sin la cual nos sería imposible funcionar.

En el terreno musical, vincularía lo imaginario con dos aspectos: el gesto, y la forma.

He visto que el gesto es entendido como la actitud corporal del músico al ejecutar su instrumento. Pero yo preferiría una concepción mucho más amplia, que abarque los rasgos distintivos de la composición, como aquello que se lo perciba como de un cierto período o estilo. Así el gesto barroco es diferente del período clásico, romántico, impresionista etc. Estoy seguro que este tema tiene un tratamiento extenso en el mundo académico, pero por ahora me conformo con que se entienda que cada familia de expresiones musicales pueden identificarse por su gesto, que les da una identidad por la que se las puede reconocer.

El jazz en particular se ha caracterizado por presentar una gestualidad musical diferente en cada uno de sus períodos. El gesto de los músicos negros de principios de 1920 puede distinguirse claramente de los músicos blancos del mismo período. Cuando sobreviene el período del swing, los músicos comparten cierto gesto que lo hace fácilmente identificable. Cambia la función y composición de su sección rítmica, hay un énfasis en los solistas y menos improvisación colectiva. Hay mucho más presencia del arreglo en los conjuntos grandes. Esa unidad del período que abarca desde 1930 a principios del '40 es interrumpida abruptamente por la aparición del Be-Bop, que tiene una gestualidad totalmente nueva. Y así siguiendo. 

El gesto tiene cierta afinidad con la moda, con los dictámenes de "lo que se usa", y la innovación suele venir acompañada de una novedad que rompe con la convención que prevalece. También se habla de los "tics" de ciertos estilos, recursos que funcionan como marcadores identitarios.

La forma, es el modo establecido en que el gesto se consolida. En el jazz, hay dos formas que son las que se ubican en primera línea, son: la forma Blues, de 12 compases, y los Rhythm Changes, de 16 compases. Son moldes en los que se encuentran muchísimos temas y standards. Pero también se encuentran cuestionadas, en un caso por algunos modos folclóricos que desconocen esa pregnancia, o por composiciones que los transgreden, en particular en las escuelas contemporáneas, a partir del legado de Ornette Coleman.

El tema del gesto y la forma están en la base de todas aquellas discusiones apasionadas acerca de lo que es "verdadero" jazz o tango. Es el refugio más cómodos del sectarismo y de la crítica ligera. Guay del improvisador que se sale del gesto particular que corresponda al estilo en la que intenta expresarse. Por el otro lado es el ancla para el que necesita introducirse en algún segmento de aquella música que pretende adoptar. Por otro lado, aún los que pretenden tocar fuera de toda forma establecida, y se mueven en el idioma de la libre improvisación, sin advertirlo, vuelven a establecer un gesto y una forma.

No hay comentarios.: