jueves, agosto 13, 2020

Mi corneta del Ejército de Salvación.

 Los instrumentos son depositarios de mucha carga emocional. Los que no saben tocarlos los dotan de cualidades mágicas. Los instrumentistas tiene una visión más realista, pero mucho más densa en la medida que sus vidas están entrañablemente ligadas a ellos. 

Acabo de recuperar el instrumento con el que inicié mi recorrido, no con la música, pero sí con el jazz.

Mi hermano había conseguido un viejo flugelhorn con válvulas rotativas prestado de un amigo evangelista con la idea de ver si me interesaba. Había logrado en poco tiempo tocar rudimentariamente, y eso lo alentó a convencer a nuestro padre que me debía comprar un instrumento propio. Así fue que que primera trompeta fue una de fabricación nacional. (Si...en la Argentina se fabricaban instrumentos. Lo hacía la casa Radaelli). Aquel viejo maestro Bono jubilado del Teatro Colón donde creo que trabajaba de copista, y con el que tomé no más de 3 o cuatro clases, me hizo comprar mi primera trompeta. (Insistió en que debía ser plateada, y yo no entendía por qué....¿sería para aumentar su comisión?)

De modo que con mi trompeta plateada mejoré en alguna medida mis pasos iniciales, y con aquella velocidad que tienen los jóvenes, pronto estaba tocando melodías sacadas de oído o de partituras que compraba mi hermano. Supongo que estaría en tercer año del secundario cuando entre los compañeros del colegio armamos un conjuntito instrumental con el que tocábamos una mezcla de melodías clásicas y canciones de moda.

Pero al mismo tiempo sucedió algon que cambió mi orientación musical para siempre. Viéndome parado en la estación de Quilmes, se me acercó Dicky Canci* curioso por ver a un pibe con una trompeta. Supongo que ahí mismo surgió la invitación a que lo acompañara a los ensayos de los Santos Lugares Stompers, un grupo de jazz tradicional que ensayaba en la casa de Alex Winkler* en Florida. Eran largos viajes en las que charlábamos y me introducía en la mística del jazz tradicional y las leyendas de las bandas que lo tocaban en Buenos Aires. De modo que pronto llegué a la conclusión de que mi trompeta no era adecuada, y lo que debía usar para tocar esa música mágica (la única que merecía ser tocada según mi fanatismo juvenil) era una corneta.

Encontrar una corneta era como un deseo imposible. Sin embargo sucedió algo que también me pareció un milagro. Alguien poseía una vieja corneta que había pertenecido al Ejército de Salvación...¡y la quería cambiar por una trompeta!.  Esa persona resultó ser el futuro yerno de la señora que regenteaba el comedor escolar donde yo almorzaba a diario. Cuando realicé el canje, y aparecí en el ensayo del grupo escolar la perplejidad de mis compañeros era mayúscula...¡cómo podía haber cambiado mi moderna trompeta plateada por esa antiguedad desvencijada! ...para defenderme, y quizás queriendo apaciguar a mis amigos dije que me habían engañado o algo así...seguramente mi inmadurez me hizo decir algo impropio. Pero lo que dije llegó a oídos de la temible señora del comedor, que me citó para que ratificara o rectificara lo que había dicho públicamente sobre su yerno. Me obligó a volver a visitar al indignado señor para disculparme por mi infortunado comentario. La verguenza y el dolor por esa situación me hace doler el estómago aún hoy. Tuve que jurar que quería la corneta, que yo era un imbécil, y  que el prometido a la hija de la señora era un santo señor.

Pero sí amaba esa corneta, aún vieja y gastada, me acompaño en mis primeros pasos en el jazz, hasta el punto que ya un par de años más tarde, me encontré ensayando con ella con la sagrada Guardia Vieja Jazz Band. Luego de un impasse en la que me trasladé a Mar del Plata, la seguí usando cuando creamos la Rambla Vieja JB, y luego La Criolla JB.  Pero eso fue otra historia. Siempre me llamó la atención que fuera un instrumento fabricado por el Ejército de Salvación. A lo mejor estaba destinado a rescatarme.

*Dicky Canci. Trompetista quilmeño fallecido muy jóven. Muy apreciado en el ambiente del jazz tradicional porteño, que luego de transitar por varios grupos siguió varios años tocando en la Fénix Jazz Band. 

*Alex Winkler. El querido "alemán Alex", personaje entrañable que tocaba corneta, trombón y tuba, y que integró varios grupos, principalmente la La Eureka JB y la Delta JB



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