sábado, febrero 20, 2021

2020 visto desde fines de Febrero del 2021

 No voy a caer en el latiguillo de lo malo que fue el año de la pandemia. Por cierto que sufrimos, pero hoy (mientras permanezco aislado preventivamente por una posibilidad de contacto cercano) quiero comentar lo sucedido sin quejas melancólicas. 

Veamos lo sucedido en las escenas musicales que habitamos. 

a) Nuestro ECEM (hoy el acrónimo designa un Espacio Colectivo de Experiencias Musicales) ha sobrevivido. Durante el interregno pandémico se logró negociar con los locadores de modo que pudimos seguir pagando las cuotas de alquiler. Continuaron las reuniones semanales, primero exclusivamente por video-chat y luego en forma presencial. Hubo discusiones sobre nuestras finanzas, los objetivos educacionales, y finalmente planes de re-apertura. Hoy nuestra sede volvió a cobrar vida, al resucitar los ciclos de impro libre y de música original. Gracias mayormente a la iniciativa de Martin DeLassaletta  se crearon espacios nuevos, como los ensayos abiertos,  reuniones de escucha y apreciación de discos, y las "mañanas frágiles" donde se ofrece un espacio de visitas acompañadas de música encalmada, en un horario matinal. 

b) LoS cArLiTos debieron reducir sus actividades prácticamente a cero, aunque no se privaron del todo de hacer sus reuniones-asado ocasionales, donde se mantuvo viva la picardía, el buen humor y fundamentalmente la camaradería que alimenta su funcionamiento.  Se respetaron en lo posible las precauciones, aunque también se concedió a la necesidad de mantenernos conectados. Luego de 5 meses de inactividad, en Agosto se grabó nuestro 4to disco, utilizando el Sum  del ECEM . Los cuatro integrantes nos distanciamos todo lo posible, y el ingeniero de sonido Jorge Petta comandó la grabación desde fuera de la sala. Al poco tiempo Barto Camus debió dejar de tocar para reponerse de una tendinitis, así que volvieron a cesar los ensayos, aunque no del todo las churrasqueadas con protocolo.

c) Bocaguasa resolvió la restricción pandémica abandonado los ensayos formales, para reunirse bastante seguido en plazas y espacios abiertos.  En lugar de los arreglos, se experimentó con un funcionamiento informal y espontáneo, que tuvo como resultado el acercarnos a la metodología de las primeras bandas callejeras del género. Hay habilidades  que no son  propiciadas por la formación académica, como son las de tocar de oído, tocar ensamblados sin la guía rígida de una partitura, y la relación intuitiva con las secuencias armónicas simples pero fecundas del jazz temprano. La soltura que adquirimos en este ejercicio fue puesta a prueba anoche en nuestro Teatro Colón, donde nos distribuimos en toda la sala para iniciar un set donde nos reuníamos en los pasillos, en la fosa frente al proscenio, y finalmente en el escenario. Finalmente conducimos al público fuera del teatro, cruzamos la calle, e hicimos un divertido 2nd line por los senderos de la plaza San Martin.



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