martes, abril 30, 2013

El Trombonista V

De modo que a medida que se internaba en el mundo de datos sobre personajes de la historia del instrumento, grabaciones, ingresaba también a una red de músicos locales, que aunque pequeña, daba lugar a todo tipo de comentarios, rivalidades, chusmeríos y conversaciones de café.
Podría decirse que su universo era limitado y egocéntrico...pero era un espacio en el que sentía que tenía lugar. Mientras salía de su departamento con su estuche, podía presumir que ahora tenía algo importante que hacer, que lo mirarían por la calle con respeto y cierta admiración. Por fin se sentía que era alguien, con algo que hacer, con algo la cabeza, con preocupaciones y urgencias.
Pero sus padres no pensaban lo mismo.
Veían que a los 30 años este muchacho seguía sin rumbo. Para ellos sólo perdía su tiempo en los sótanos donde ensayaba...si ocasionalmente tocaba en público solía ser por monedas. Y aunque tocara música con mayor demanda comercial, nunca sería alguien presentable en los círculos en los que ellos se movían. 
De modo que luego de muchas conversaciones en las que la desilución les amargaba la noche, decidieron finalmente, cortarle los víveres. El padre lo citó formalmente en un café, donde le comunicó que iban a dejar de pasarle la mensualidad con la que  financiaban una vida inexistente de supuesto estudiante universitario.
Luis María pretendió asimilar la noticia con afectado desinterés. Él saldría adelante igual...con su instrumento y su nuevo mundo podría defenderse sólo. Con un gesto de artificiosa suficiencia, amagó a pagar el café, aunque por supuesto ante el mozo se excusó por no tener cambio.
Pero vivimos en un mundo cruel. Pronto vió que no podría pagar el alquiler de su paquete bulín en Palermo. Entonces consultó con las bandas de pachanga que también ensayaban en el Bar Las Palmas  si no podían incorporarlo. Logró que alguna banda de cumbia lo llamara, pero detestaba tocar en ese ambiente...y además debía hacer piruetas absurdas para que sus amigos de las Jazz Band no lo descubrieran. En general se encontró que cuando debía afrontar las demandas mínimas de un músico profesional, no tenía los recursos técnicos como para tocar lo que le pedían, y tampoco tenía las habilidades de lectura necesaria para tocar en sesiones de grabación, o para hacer reemplazos en orquestas de función.
Pronto debió tomar la decisión de resignar su departamento...era un momento crítico. Era Diciembre, se venía la calor...y de golpe creyó tener una idea salvadora: ¡Se mudaría a Mar del Plata!
Allí seguro que encontraría alojamiento en lo de algún viejo amigo de la secundaria...conocía a varios que tenían casas de verano que apenas usaban. Era cuestión de llamar a sus viejos contactos por teléfono y hacerse invitar. Allí podría agarrar algún trabajo de temporada, quizás hasta musical, y luego en Marzo vería que hacer de su vida...
(continuará)



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