martes, abril 02, 2013

El trombonista III

Ese día buscó la intersección de la calle Paraná y Sarmiento, y se sentó a la mesa de el viejo bar Las Palmas, donde el mozo, que nunca le sonreía a un parroquiano nuevo, le sirvió un café como de mala gana.
Al rato llegó su anfitrión, junto con otros músicos que cargaban los estuches de sus instrumentos. Sentados en su mesa y algunas aledañas, conversaban, fumaban y tomaban café hasta que llegada la hora del ensayo, descendieron al sótano del bar, donde tras gruesas puertas se podía vislumbrar a través de un ventanuco de vidrio otros ensayos, principalmente de tango y de zarzuela. Ubicados en una de las salas los músicos tomaron asiento alrededor de un piano desvencijado, y luego de algún cabildeo comenzaron a tocar viejos temas de jazz que Luis María no conocía, pero que lo rodearon de una clima espeso y pulsante que le parecía que se le metía en el cuerpo y lo provocaba un movimiento rítmico involuntario. Una inmensa tuba presidía el ritmo de aquella música, apoyado lateralmente por un banjo y una escueta percusión de caja, redoblante y platillo. Los vientos propulsaban un ensamble entretejido, con la discreta conducción de una corneta. Sus frases cortas eran respondidas por el contrapunto de un clarinete que en un registro medio exudaba un sonido turgente, un saxo que ornaba arpegios en forma rítmica y finalmente, el trombón de su nuevo amigo, que arrastraba notas pedal y glissandos de manera que sellaba una armonía simple pero compulsiva. 
Fue una experiencia que tuvo la naturaleza de una revelación, un acontecimiento que despertó en nuestro joven el deseo incontenible de sumarse a esta extraña celebración de música vital.
Salió del ensayo en búsqueda de su abandonado trombón de estudio, viajando casi dos horas en colectivo  hasta su casa paterna en Olivos. En un altillo polvoriento logró divisar el estuche que buscaba entre cajas y objetos diversos...extrajo impaciente el viejo caño de bronce manchado, y trató de tocar algunas notas que se parecieran a los sonidos mágicos que había escuchado en el sótano.
(continuará

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