martes, abril 02, 2019

La mujer que ronca

28-03-19 - La mujer que ronca - Sala Piazzolla del Teatro Auditorium - Dirección Artística y Coreografía:Andrea Berutti - Mùsica: Los Carlitos.

Hace unos cuantos años, en un espectáculo homenaje a María Lozzi, vi la labor de un cuerpo de danza dirigido y coreografiado por Andrea Berutti.  En cierto modo fue una experiencia inolvidable, y desde aquella vez tuve la intención de colaborar musicalmente con bailarines enrolados en esa estética. Siempre me interesó la danza contemporánea, por haber visto muchas obras en Europa, y deseando que Mar del Plata también contara con esa herramienta artística. Hay características de la nueva danza que liberan al estilo clásico de ballet de muchas de sus restricciones. Permite un despliegue corporal que utiliza movimientos que no están permitidos en la tradición, y sobre todo desdeña el biotipo de la bailarina ideal, flaca, esbelta, alta, de rodete, para incluir la belleza de todo tipo de cuerpos. Además muchas de sus expresiones incorporan la posibilidad de la improvisación, y por lo tanto encuentro una afinidad natural entre el jazz y el baile contemporáneo.

Así fue que empezamos a colaborar con el espectáculo que tiene el nombre un tanto desconcertante de "La mujer que ronca", donde roncar no se refiere a una apnea del sueño, sino a una figura coloquial sudamericana que significa que "manda" o se posiciona firmemente. Cuando Andrea me propuso la colaboración faltaba muy poco tiempo para la fecha del estreno, de modo que hubo que apresurarse a sostener musicalmente un espectáculo de una hora de duración. Parte de la música fue parafraseada de música que ya usaban los bailarines para componer los primeros cuadros, otra porción correspondió al repertorio Carlitos, y hubo secciones acompañadas de impro libre, ya fuera de instrumentos solos o de conjunto.

El método de trabajo de Andrea y sus catorce bailarines es la del  "work in progress", por lo que hubo modificaciones coreográficos que se introducían hasta último momento, implicando cierto desconcierto a la hora de proporcionar el marco musical. Pero sobre todo, lo que causó una cuestión difícil de superar es la diferente cultura de trabajo que impera en el mundo de la danza, casi opuesta a la que estamos acostumbrados los músicos de nuestra escuela. Para empezar, los bailarines ensayan muchísimo, a veces más de cuatro veces por semana. En cambio en nuestro campo hay casi un desprecio por el ensayo...se considera una señal de pericia el poder subir a un escenario y desgranar un repertorio completo y complejo con el mínimo tiempo de ensayo. Hay una valoración  del arreglo escrito, establecido por el compositor/arreglador, que ahorra tiempo de búsqueda al tanteo. De modo que hubo que negociar los ensayos hasta el límite por lo tolerable por el grupo.  En total, fueron 4 ensayos...5 si sumamos el general, más algunas visitas uno o dos de nosotros que hicimos a la compañía mientras construían su coreografía. 
Por suerte todo tomó forma con la ayuda de una línea de tiempo o guión sobre el que pudimos organizar nuestra participación. En el estreno todo funcionó satisfactoriamente, pese a los nervios, sobre todo los míos!

No hay comentarios.: