martes, abril 13, 2010

Pablo Fronzi

"Pibe, que no te agarre el porvenir" me recitaba sardónicamente Pablo Fronzi como una de sus tantas frases célebres extraídas de su experiencia mundana. Ayer recibí la noticia de su fallecimiento, que habría ocurrido un día antes. Ya lo habían enterrado sin dar participación, cosa que a él no le hubiera molestado, porque su pudor le impedía solicitar antenciones por su intimidad. La noticia combina la tristeza con el alivio. Yo lo había visitado en el gerontopsiquiátrico donde estaba confinado desde hacía más de un año. El cuerpo consumido y la mirada extraviada con el que me encontré ya no era el de mi amigo, con quien he mantenido y mantendré un diálogo interior practicamente todos los días.
Recuerdo haberlo divisado cuando yo era un adolescente. Su pelada inconfundible era notorio en los cafés del centro, donde establecía sus bases de operaciones como exitoso vendedor mayorista de lencería. El próximo recuerdo que tengo es el de verlo en un ensayo de la Banda Municipal, donde yo me habría colado. Seguramente lo habría entusiasmado el maestro Galeana, que era el director de ese momento a que tratara de reforzar la línea de cornos. Pablo tenía antecedentes de trompetista, de aquellos que según Vito Martinelli " mataba a las gallinas a cinco cuadras de alrededor"
Me tocó hacer la misma operación cuando formábamos la vieja Criolla Jazz Band, convenciéndolo a que toque la tuba...cosa que negoció a cambio de que la pagáramos entre todos.
Eran las épocas en que sus proezas comerciales lo colocaban en el lugar del muchacho rico de la barra, lo que le valió todo tipo de cargadas encubridoras de nuestra envidia.
Durante los años de mi exilio visitó año tras año a mi madre en Santa Clara del Mar cada vez que se acercaban las fiestas. Su lealtad y compromiso con la palabra eran inconmovibles.
Luego seguimos compartiendo música, él siempre en la tuba, y yo saltando de un proyecto a otro hasta que formamos Viva Buddy Bolden, el grupo con el que compartimos los mejores momentos de fortuna musical. Pero creo que más que la música, Pablo fue un acompañante de la vida. En nuestros innumerables encuentros charlábamos incansablemente. Bastaba que yo tuviera un rato libre para que lo llamara y en minutos estuviéramos tomando un café. Yo creo que él funcionaba como un especie de inciador en las cosas de la sabiduría popular, o de la experiencia porteña de quien se hizo de abajo. En eso yo sólo podía ocupar el lugar del ingenuo párvulo. Mi candidez se redoblaba con mi pátina de universitario, presunción que él hábilmente reducía a su verdadera medida de insuficiencia.
Gracias Pablo. Quienes te conocimos te recordaremos con afecto siempre, y las más de las veces con una sonrisa recordando tus anécdotas.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Estimado Esteban,
desearia contactar con ud para conseguir material musical de la Criolla Jazz Band, la escuche la otra noche por radio mitre y me gusto mucho; no se si se puede conseguir archivos por internet o discos de vinilo.
Gracias

Earling (Esteban) Garvie dijo...

Roberto.
Recién descubro tu comentario revisando entradas anteriores de tu blog. No sé de cuando es. Tenemos, gracias al trabajo de uno de sus ex-miembros un CD con registros de La Criolla JB. Tendrías que decirme como conectarme contigo mediante mail o de alguna otra forma.