El sábado 28 pusimos proa a la tierra de Martin Sabatella para cumplir con una fecha dentro de un ciclo de jazz organizado por Rulo Vignolles, y apoyado por las gestiones de Pablo Gonzalez en la UTN. Complicaciones del traslado hicieron que llegáramos un poco tarde para la prueba de sonido. Ahí nos estaba esperando Rulo, que padecía de un ataque agudo del síndrome de Ferio Espinosa. ("Yo nunca más organizo nada").
Ya había caído la noche, y antes de tocar logramos hacer un pequeño paseo de reconocimiento del lugar. El Teatro Gregorio de Laferrere es una sala pequeña pero preciosa, ubicada como ala lateral de el edificio de la municipalidad de Moron, y forma un conjunto de arquitectura racionalista, realzado por el buen estado de conservación e iluminación. Está todo ubicado frente a una plaza principal, cuya contemplación creaba un extraño efecto de túnel del tiempo. Efectivamente, a una hora en que en otros lugares las plazas públicas empiezan a ser tomadas por fieritas capucha fumando paco, aquaí se veían familias paseando, círculos de adolescentes en ronda discutiendo vaya a saber qué, un escena de pueblo bucólico y tranquilo.
A sala llena comenzó el espectáculo con el Argenjazz de Rulo, esta vez con formato de combo de swing. Por primera vez pude escuchar al renombrado Mario Tegli en piano, el amigo Oscar Linero (Sr) propulsaba al modo de Gene Krupa, y había dos clarinetistas. En una muestra de como el jazz puede reunir generaciones, pude escuchar al veterano Coco Sofía, junto al joven Juan Manuel Klapenbach.
Nosotros subimos a continuación, y el público, aunque cautivado por los recursos del estilo swing, igual nos recibió con generosidad. Salvo los errores que inevitablemente se producen en las presentaciones en vivo, disfrutamos de un buen set.
Luego de celebrar con pizza y cerveza, hubo que llegar a Retiro para tomar un micro de vuelta. Consistió en una persecución automovilística al estilo de los Dukes de Hazard entre Pablo Juarez que llevaba a su contrabajo, su novia, que me llevaba a mí. LLegamos poco antes de las 2am, y bastante aliviado, pude subirme al último colectivo a Mar del Plata.
Ya había caído la noche, y antes de tocar logramos hacer un pequeño paseo de reconocimiento del lugar. El Teatro Gregorio de Laferrere es una sala pequeña pero preciosa, ubicada como ala lateral de el edificio de la municipalidad de Moron, y forma un conjunto de arquitectura racionalista, realzado por el buen estado de conservación e iluminación. Está todo ubicado frente a una plaza principal, cuya contemplación creaba un extraño efecto de túnel del tiempo. Efectivamente, a una hora en que en otros lugares las plazas públicas empiezan a ser tomadas por fieritas capucha fumando paco, aquaí se veían familias paseando, círculos de adolescentes en ronda discutiendo vaya a saber qué, un escena de pueblo bucólico y tranquilo.
A sala llena comenzó el espectáculo con el Argenjazz de Rulo, esta vez con formato de combo de swing. Por primera vez pude escuchar al renombrado Mario Tegli en piano, el amigo Oscar Linero (Sr) propulsaba al modo de Gene Krupa, y había dos clarinetistas. En una muestra de como el jazz puede reunir generaciones, pude escuchar al veterano Coco Sofía, junto al joven Juan Manuel Klapenbach.
Nosotros subimos a continuación, y el público, aunque cautivado por los recursos del estilo swing, igual nos recibió con generosidad. Salvo los errores que inevitablemente se producen en las presentaciones en vivo, disfrutamos de un buen set.
Luego de celebrar con pizza y cerveza, hubo que llegar a Retiro para tomar un micro de vuelta. Consistió en una persecución automovilística al estilo de los Dukes de Hazard entre Pablo Juarez que llevaba a su contrabajo, su novia, que me llevaba a mí. LLegamos poco antes de las 2am, y bastante aliviado, pude subirme al último colectivo a Mar del Plata.
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