Sergio Mileo es uno de aquellos personajes incansables que no cesan promover no sólo su arte sino el de sus colegas y amigos. Esta vez propuso un espectáculo que combinaba una versión reducida de su Ensamble Mar del Plata Percusión con varios músicos invitados y tres compañías de danza latina. La lista era la siguiente:
Sergio Mileo: Congas, Bongó, Timbaletas, Bombo, Cajón, Shekere y percusión adicional.
Invitados del Ensamble MdP Percusión: Pablo Arbeo, Laura Cartasegna, Marcelo Teixidó y Diego Zoratti.
Músicos invitados:
Esteban Garvie: Trompeta y Flugelhorn
Ulises Zamudio: Bandoneón
Sebastián Del Hoyo: guitarra
Alejandro Herrera: Bajo
Marcela Martinez: Piano
Martín Ialonardi y Leandro Montesino: Didgeridoo
Cantante invitada: Luciana Teixidó
Bailarines invitados:
Mariana Banga, Gerardo Jacquet y compañía de Salsa La demás Gente.
Todo esto comprimido en la pequeña sala de la Fac. de Derecho, con sus mínimas bambalinas y sin camarines. Así que fue un hervidero de bailarinas que se cambiaban entre los técnicos y los músicos que iban y venían al ritmo de los 15 números musicales y de danza. Sergio intentaba cubrir en un solo cuerpo los roles de solista, director de escena, y presentador. Obviamente pasó de todo, desde el teclado que se plantó cuando la marea humana pateaba los cables, hasta el anuncio de un grupo de danza que no apareció en escena cuando dispararon la pista, dejando al pobre Mileo batiendo solitario sus tumbadoras.
Mi participación se limitó a un grupo instrumental que acompañó a la novel y talentosa cantante
Luciana Teixedó. Logré un 40 % de aciertos en la procesión interminable de acordes que componen el tema de Djavan "Flor de Lis". El día anterior los había descifrado de oído Alejandro Herrera, en otra demostración de su oreja desmesurada. También hizo su parte Ulises Zamudio que participó con su habitual aplomo en una situación por demás desconcertante, y Sebastián Del Hoyo, con quien no he tocado desde que compartíamos un grupo en algún momento de los años 90. Todos músicos que demostraron su profesionalidad a la hora de tener que enfrentar al público prácticamente sin ensayo. Es una clasificación en la que me debo excluir, pero en la que sí se puede situar a la joven Luciana, que logró cantar su repertorio sin mayores sobresaltos, y pese al trompetista.
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