domingo, junio 23, 2013

Buddy Bolden en New Orleans

Escribo en la noche de la luna más llena y cercana del año...casi una paradoja en una ciudad que  también llaman Crescent City, la ciudad de la media luna. Ya cercano al final de nuestra visita al pueblo que fue la cuna de Buddy Bolden, Martin DeLassaletta, Valentin Garvie, y quien subscribe estamos extenuados. Es imposible narrar todas las cosas que presenciamos en estos cinco días. Solamente contaré nuestra experiencia de hoy,...quizás la más conmovedora. Salimos a la mañana en búsqueda del funeral de Isaiah Joseph Bennett III, quien fuera mejor conocido por su apodo "Big Ike". Fue un hombre de intensa participación comunitaria en el barrio de Tremé, y sobre todo por su trabajo como entrenador de generaciones de jugadores de basquet de esta ciudad.  Fue difícil encontrar la iglesia metodista donde se desarrollaba su misa de requiem, pero gracias a la ayuda de Allen Kimble, un amigo que nos granjeamos en estos días, logramos llegar al lugar. No pudimos ingresar a la ceremonia porque ya no cabía un alfiler en el templo. La misa estaba puntuada por participaciones musicales, entre otros del trombonista Glenn Andrews (a quien fuimos a escuchar a nuestra llegada). También de Lady Tambourine, una mujer increíble que una noche anterior habíamos visto en un lugar atestado de bailarines. Había aparecido súbitamente creando un momento de agitación mágica.  Pero hubo que esperar casi tres horas para que culminara la ceremonia. Mientras tanto se iban congregando músicos y gente del barrio, esperando el 2nd Line. Al fin se abrieron las puertas y fue una explosión de movimiento y música. Encabezaba la marcha un bailarín de la Zulu Society a la que había pertenecido el finado, pero había todo un despliege de pasos de baile por parte de los miembros más hábiles de la congregación. Inmediatamente atrás tronaba la Brass Band, con dos tubas y unos ocho bronces casi todos jóvenes  y algún niño de apenas 9 o 10 años. Generaban una intensidad arrolladora, tocando algunos de los viejos himnos que yo conocía como Lord, Lord, Lord, y otros temas propios de la fusión que estas bandas hacen hoy con temas populares. Nosotros nos sumamos al second line que transitó un recorrido de unas quince cuadras hasta llegar al campo de entrenamiento donde Big Ike ejercitaba a sus equipos, y donde se culminó con una suelta de globos. Luego se armó una mesa con comida y botellas de agua. Mientras la gente charlaba antes de dispersarse, se nos convidó generosamente. La apertura de esa gente derrotó nuestra timidez y tendencia a auto-segregarnos. 
Nada de todo lo vivido estos días, supera esta experiencia de emoción, swing, música y humanidad enaltecida. 

1 comentario:

Juan Caino dijo...

Que linda experiencia y que bien relatada.