lunes, marzo 12, 2012

Música según Monk IV

No toques la parte del piano, yo estoy tocando eso. No me escuches a mi, se supone que yo te estoy acompañando.

El arte del comping es como el walking de contrabajo. Parece simple pero tiene onda o no la tiene, y puede convertirse más en un obstaculo que una ayuda. Monk, solía dejar de acompañar, dejando al solista en total libertad.

Lo de adentro de un tema (el puente) es lo que hace que lo de afuera suene bien.

Efectivamente, muchos de los temas "standard" responden a una única y repetitiva cadencia clásica. Presentan alguna variación en el puente, que para el solista se convierte en una suerte de trampolín desde donde se puede volver a la secuencia inicial y previsible con renovada energía.

No toques todo (o todo el tiempo); deja pasar algo. Algo de la música debe ser sólo imaginado. Lo que no tocas puede ser tan importante como lo que sí tocas.

Si, pero cuánto nos cuesta no estar mostrando todo lo que podemos hacer, en lo que suele ser una demostración bastante patética a fin de cuentas. Mucho mejor abstenerse y dejar espacios.

Una nota puede ser tan pequeño como un alfiler, o tan grande como el mundo. Depende de tu imaginación.

Acá entiendo imaginación como una actitud creativa que hace de cada gesto un acto precioso. El ejemplo que se suele citar es la de Miles Davis. Pero para mí se escucha mejor en Bix Beiderbeck o en George Mitchel y Ed Allen...

Continuará.....

4 comentarios:

Juan Caino dijo...

zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

Juan Caino dijo...

parece el concierto de clódembolém esto

Esteban dijo...

El portamento es una cagada.
T.S. Monk.

Juan Caino dijo...

el orqueo es una cagada, el portamento mata. A las psicólogas de barrio norte les encanta el portamento