martes, marzo 10, 2009

El trompetista gitano y torero

28 de Febrero - Fiesta de Andalucía en el Centro Andaluz de Mar del Plata
Me han pasado muchas cosas extrañas por tocar la trompeta, pero ésta es bastante especial. A fines del 2008, en una fiesta de docentes universitarios me encontraba tocando pachanga alegremente (y alcoholicamente) con mis amigos Pedro Ribeiro y Ana Ordoñez, con su banda de función. En algún momento se me acercó Daniel Sergio (alias Agustín Pastoriza ¿?) y me invitó a sumarme para ciertas festividades a su Orquesta y Coro del Centro Andaluz . Dije que sí con esa convicción de que nada pasaría, pero a principios de Febrero me llamó la coordinadora de la agrupación para convocarme a ensayos.
Y este pobre trompetista aldeano, que abandonó la Big Band del Jazz Club por no poder ensayar una vez a la semana, se vió teniendo que asistir dos o más veces por semana, e incluso debiendo tomarme vacaciones toda la semana de la función para cumplir con los horarios y la fecha.
El método de construcción que usa Agustín (¿o Daniel) para los arreglos se basa casi exclusivamente en una transmisión oral. Los temas se modifican de un ensayo a otro, y a la imprevisiblidad de lo que había que tocar, se sumaba la necesidad de impostar la sonoridad y bravura de los trompetistas andaluces.
Como cosa positiva debo mencionar que por primera vez me pude relacionar con un repertorio y un estilo que me era totalmente ajeno. Me acuerdo que mi madre me obligaba a apurar el paso cuando en el barrio pasábamos por ciertas casas de donde emanaba una música similar, presumiblemente habitada por gitanos,...o vaya a saber qué.
Si embargo es una música que circula por nuestra propia tradición en forma subterránea. Algunas de las integrantes de coro eran además solistas muy experimentadas en el estilo, y sin ser exclusivamente especialistas en el "cante" lograban adoptar el gesto típico de las cantantetes en los "tablaos" sevillanos.
Las irrupciones del trompetista en los pasodobles toreros más bien anunciaban la llegada de alguna vaca desorientada. De todos modos se hizo la fecha, y ni bien me bajé del escenario hice entrega formal y definitiva de mi carpeta.
Otro saldo muy positivo fue apreciar el arte de el guitarrista flamenco Paco Soleras que anda por nuestras costas. Es un verdadero virtuoso tanto en su instrumento como en el cante, que le imprimía energía y propósito a la parte instrumental, compuesto por más guitarras, piano, castañuelas, cajones...¡ y algún trompetista cagao!.

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