martes, diciembre 13, 2016

Cierre del festi..

Algo del cansancio se nota en la contracción del título. Y eso que este bloggero no cumplió tareas logísticas ni organizativas. Supongo que pesa simplemente la expectativa y lo inusual de varios días con el foco en la música...o la edad.
Arranqué el sábado a la mañana asistiendo al taller de Lorenz Kellhuber, el joven pianista que la noche anterior había tocado en el T. Colón. Fui compensado con un pequeño recital, en la que pude apreciar su estilo. Yo lo clasificaría de neo-romático, bastante informado por un trasfondo de música clásica, en la línea de europeos como Bob Degen o Brad Mehldau, y más lejanamente, Keith Jarret.
Improvisa sin sobresaltos y va encadenando con fluidez sus ideas. Es muy joven, y creo que todavía puede inyectar algo de voltaje,  energía y obscuridad a su música, a medida que vaya acumulando kilómetros. Luego sobrevino le etapa de preguntas...momento siempre incómodo, porque es casi inevitable que se le planteen al tallerista obviedades embarazosas. Rescato sus comentarios sobre su experiencia de la escuela de Jazz de Berlín que transitó. Habló de un 50% de aprovechamiento...un porcentaje bastante bajo, y de docentes que hablaban demasiado. En su experiencia, los mejores tutores eran los que directamente invitaban a tocar y a hacer observaciones cortas y precisas. La última tarde en la plaza se inició con la participación de Swing Generis, una banda atípica joven que rescata el legado del Hot Club de Francia, y en general de un swing vintage. Muy nuevos en la escena, creo que llenan un vacío que existe actualmente en nuestro medio. Nuestra Street Band también complementa esa falta, y como en todas las jornadas anteriores, su corta intervención suscitó la adhesión y el entusiasmo del público.
Luego asistí al set del quinteto de Guillermina Denevi en Dickens, en lo que fue la última de la serie de presentaciones de cantantes. Guillermina viene redondeando su perfil,  cada vez más segura de sí misma, afinada y tranquila. Siempre se rodea de buenos músicos, entre los cuales está Eduardo Palomo, a quién no había podido escuchado antes en el festival.  De ese grupo rescaté a un par de elementos de Los Carlitos, para transladarlos al Museo M.A.R donde se realizó lo que fue el último recital formal del festival. Debo admitir que mi participación con los Carlitos fué un tanto lamentable, sobre todo al inicio, en la que no me podía adaptar a la sequedad de la sala, colmada por otra parte, de público. Independientemente de nuestro rendimiento debemos estar agradecidos al lugar privilegiado que se nos otorgó en la programación. El recital lo cerró el trío de Luis Nacht. Junto a Fermín Merlo (dr) y Patricio Carposi (gtr) desarrollaron un set sin solución de continuidad. A mi me sorprendió la ductilidad de Nacht, que posee un dominio total sobre su instrumento, y un gesto muy artístico en el fraseo.  La pedalera de Carposi dota su guitarra de sonoridades variadas, y Fermin Merlo desarrolla una actividad permanente que agrega al cambio del panorama sonoro. Música que requiere de participación activa en la escucha, que quizás no sea fácilmente accesible a un público general. 
Es el dilema permanente: o se toca para el público, o se profundiza un discurso que sólo aprecian los iniciados.  No tengo una respuesta definitiva...oscilo entre ambos polos. 
El domingo cerró el festival con una muestra de pintura de nuestro querido Sebastián Del Hoyo, que agrega a su acumen como músico otro perfil artístico. Otra arma cargada de futuro.

sábado, diciembre 10, 2016

2nda y 3er Jornada del Festival

No se puede seguir el tren de tanta actividad. Renuncio a poder cubrir todo lo sucedido. Los pibes de ICM ya muestran signos de agotamiento, pero esto sigue hoy y un día más. Encima vienen de trasnoche. Tuvieron Cumbia Grande anoche,  y noche bolichera también hoy. 
El jueves la fecha en el T. Colón constó de un solo set de Tony Malaby, que construyó su impro a pesar de que algún público mostraba su fastidio conversando en voz alta. El idioma de un solo set requiere de escucha muy activa para participar de ese trabajo en progreso.
Luego la Big Band de ICM ocupó el escenario, y largó un par de temas arregladas y compuestas y dirigidas  por Marcos Basso. Quiero destacar el estilo de conducción de Marcos...gestualmente económico pero con swing, y contundente en la precisión. Luego pasó la batuta a Valentin Reiners, se sumaron la cantante Julia Sanjurjo y sentó al piano Ernesto Jodos. Luego de presentar un par de temas de su autoría encaró la Sweet Time Suite de Kenny Wheeler. Sentado en primera fila tuve una extraña sensación de vivir la presencia de Kenny...uno de mis músicos más amados. La banda sonó espectacularmente y debo destacar el funcionamiento perfecto del sonido del teatro. Julia hierática en su presencia y bellísima con su voz.
El día viernes tuvo un contenido especial para mi. Esta vez nuestra Street Band fue el núcleo de un 2nd line epopéyico, dedicado a honrar la memoria de Oscar Ferio Espinosa. Un grupo numeroso del público entusiasmado se sumó al cortejo y terminó bailando frente al escenario con la participación de unos malabaristas que aparecieron de la nada haciendo unas vueltas carnero para atrás que asustaban por su temeridad. 
Luego subí al escenario como invitado, junto a Pablo Ledesma de los fantasticos Trío Dapine, que adecuaron su complejo repertorio a la espontaneidad de sus visitantes.
Me quedé a escuchar un set precioso del Conjunto De Lassaletta en el auditorium del ECEM....y luego me fui exhausto a casa, sin energía siquiera para ir al T. Colón a escuchar al pianista Lorenz Kellhuber y al trío de Jarry Singla.

jueves, diciembre 08, 2016

1ra Jornada del Mar del Plata Jazz

7/ 12 / 16

Si, realmente emocionante el inicio del festival, como menciona el artículo del diario La Capital (bastante mal redactado por cierto). Nunca pensé que se juntaría tanta gente en la plaza Mitre a las 5pm de un día de semana. El escenario que se logró gestionar ante Cultura Nación es realmente enorme, con un dispositivo de sonido más adaptado a un show de Kapanga que para el jazz, pero incomparablemente mejor que cualquier cosa que hayamos tenido antes. La plaza la abrió Jorge Armani Blues Proyect, con un set que debe de haber caído muy bien en el público general que desbordaba a los bordes verdes. El Proyecto Bubu tuvo que tocar luego en esa estela de características casi rockeras, pero desplegó su repertorio con hidalguía. Insisto que para propuestas de cierta complejidad y delicadeza, mejor son los ámbitos cerrados. Al cierre del set de Bubu nuestra Street Band hizo una corta pero eficaz intervención...éramos pocos pero armamos bulla. Cerró Yerbal, pero no pude quedarme a ver todo el set...lo que pude escuchar fué una versión funky del bendito "Cuando los Santos" que habíamos terminado de tocar caminando entre la gente.
Volvió la vieja sensación de no poder cubrir todos los eventos del día que experimentaba en los viejos primeros festivales de Jazz en Abril. No pude escuchar a Mariana Amenta, ni pude ir a los de Eduardo Palomo/Javi Puyol. Pero me dijeron que el auditorio del ECEM estaba colmado. 
Sí vi la programación del Teatro Colón, donde se pudo realizar la función pese al paro municipal, gracias al empuje y determinación de nuestros compañeros que terminaron por vencer la resistencia gremial y comandar toda la técnica necesaria. Fueron dos sets excelentes, el primero por el dúo integrado por elcontrabajista español radicado en Brooklyn NYC, Javier Moreno Sanchez, y  por Ernesto Jodos en piano. Un proyecto que destila un modo particular del "spanish tinge", conversando con la música académica de raíz española (Granados) junto con composición propia y algo aparentemente lejano como sería un tema de Paul Motian
Cerró el grupo de Leo Genovese, un trío que completan Justin Purtil en contrabajo y voz, y Brahim Frigbane, en percusión, voz y laúd. La propuesta se alimenta de varias fuentes de world music. Con un fondo de ritmos árabes Leo combina jazz contemporáneo, zamba criolla, blues bere-bere, impro matizado con sonidos surgidos del lo que parecía un theramin o un sintetizador vintage. Finalmente desembocaron en una suerte de country/folk con Justin Purtil empuñando una guitarra y cantando. Tocaron sin solución de continuidad, y construyendo un muy especial clima musical.

lunes, diciembre 05, 2016

2da salida y volanteada de la ICM Street Band

Siendo el último fin de semana antes del Festival Mar del Plata Jazz, decidimos combinar un último ensayo público con una volanteada para difundir el festival. Esta vez nos concentramos en la sede de la escuela de música ECEM, sede de la ICM (Improvisacion Colectiva Marplatense), donde dejamos los estuches y las mochilas, para poder tocar libremente en movimiento.
 Hicimos un recorrido mucho más amplio que el que me imaginaba. Primero rodeamos toda la Plaza Mitre y luego nos encaminamos al centro de Mar del Plata donde hicimos un 2nd line de ida y de vuelta por la peatonal San Martin. que estaba repleta a esa hora. Esta vez se nos sumaron varios músicos amigos que repartieron innumerables volantes entre los sorprendidas familias y personas que paseaban en el centro.
Me llamó mucho la atención mientras tocábamos en la plaza cómo se nos pegó un niño de unos 7 u 8 años. Era bien, pero bien, morochito. Bailoteaba alrededor nuestro y que de a ratos contemplaba extasiado al trompetista Antílope Disecado que marchaba en primera fila.  (Antílope Disecado es un nick de facebook, pero no voy a usar su nombre real, porque ésta es una historia verdadera y lo llamamos así siempre.). En un momento en que paramos a descansar un poco me puse a charlar con el pibe- Me cautivó su expresión cándida, y sus ojos grandotes y negros. Le pregunté si le gustaba la música. Pregunta tonta, porque era obvio que estaba fascinado con nuestro bochinche. Pero particularmente parecía  hipnotizado por la trompeta de Antílope.
"¿Cómo te llamás?" le pregunté,
"Dipper me llaman" contestó volteando esos ojos que parecían rodar como bolas de billar.
"¿Dipper?...¡qué nombre raro!...¿no será Dippy?"  dije, pensando en el personaje de Disney.
"No,..Dipper...." , y  me aclaró con un toque de vergüenza "Es por Dippermouth"...en la escuela me cargan porque dicen que tengo la boca grande".  "¿Pero te dicen bocón porque hablás mucho o por tu boca?" le pregunté. "No,...es por mi boca" contestó. Me habían llamado la atención sus ojos, pero sí,.. un poco trompudo era.  y ahora la verguenza se convertía en un sonrojo, que por su tez, parecía más un tono morado. "Bah, no les hagas caso....te están haciendo bulling. ¿Y tu papá que dice? "No tengo papá" fué la respuesta. "Bueno, tu mamá entonces..." insistí. Ahí el morado se acrecentó...."No sé...no la veo mucho, estoy casi siempre en lo de una tía...y en lo de una familia que me da trabajo" Al mencionar a esa familia pareció aliviarse. Entonces le dije que me contara más. "Si, ellos me piden que vaya por la calle juntando botellas y cosas de metal que ellos después venden en el negocio que tienen. Pero son muy buenos, me dan de comer con ellos, y a veces también duermo ahí. Mirá, la señora me regaló esto que es de oro" Entonces me muestra un dije de la estrella de David, que llevaba al cuello con una cadena. 
"Che, ¿a vos te gusta la trompeta de Antílope no? bueno, para tocar la trompeta es muy bueno tener labios gruesos y fuertes. " (Mentira, no tiene nada que ver...pero seguro que él habría oído hablar a los músicos de sus chops...) "Vos podrías ser muy buen trompetista" le aseguré. "¿Le parece?....ah...pero las trompetas deben ser instrumentos muy caros, ¿no?. "No te creas...podés conseguir usadas. Mirá, ¿porque no le decís a la señora de esa familia que en vez de darte esas monedas, las junte y te compre alguna corneta o trompeta para que puedas tocar?" 
Me volvió a mirar con esos ojazos hermosos, se sonrió, y salió corriendo. 
Nosotros salimos de la plaza Mitre en dirección a la Peatonal tocando Down by the Riverside.















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