domingo, septiembre 21, 2014

Kenny Wheeler RIP

Conservo esta imagen, como si fuera ayer, de una tarde en Londres, hace unos 25 años. Un pub suburbano, un lugar nada especial, con un ciclo organizado por un guitarrista poco talentoso pero obstinado en generar ocasiones para tocar con músicos importantes. Ese día el convocado era Kenny Wheeler. Siendo poco presuntuoso no desestimó la invitación, y de todos modos era en el sector este de la ciudad, no demasiado lejos de donde vivía. Entonces atravesó la primera parte del un set de standards previsibles y remanidos. Que el grupo anfitrión fuera mediocre, no impidió que él pudiera agregar su toque de maestría. Su sonido inconfundible, dulce pero preciso, su construcción melódica siempre aparentemente sencilla pero informada de su rica concepción armónica.Un ataque delicado, y en medio de un valle del solo en que parecía ralentizar su fraseo, un agudo imprevisible y desgarrador. Su despliegue técnico siempre desprovisto de espectacularidad. Si repentinamente alcanzaba un registro casi imposible para el instrumento, sólo lo hacía por una necesidad discursiva, nunca para exhibir destreza.
Y ahí estaba, acodado en la barra, tomando una pinta mientras que alguno de los punteros le daba charla. Y yo sentado en la mesa, sintiendo embarazo y vergüenza por mi deseo de acercarme y hablarle, y no teniendo el coraje de hacerlo. 
Se ha muerto mi ideal de músico. Tenía 84 años....creo que una buena vida. Al menos era respetadísimo por el ambiente musical europeo. Nada dura para siempre...su partida me lo recuerda con un golpe que no deja de tener cierta crueldad. Chau Kenny...gracias. Aún sin conocernos, te he querido.

https://www.youtube.com/watch?v=RBRumrdDil8

https://www.youtube.com/watch?v=F5ZjcLkaTmg

miércoles, septiembre 10, 2014

Tolstoi y el jazz tradicional II

Apenas habría cumplido los 16 años cuando me condujeron a la mesa de un bar porteño a conocer a Guillermo Forn y Puig, el "faraón" de la Guardia Vieja Jazz Band. Ahí recibí la bendición de poder empezar a ensayar con aquella histórica agrupación. Pero había otra figura fantasmática que sobrevolaba la escena de los jazzeros tradicionalistas. Se trataba de Kacho Rodriguez Jurado, el mítico iniciador del movimiento, a quien también me presentaron al poco tiempo, creo que en un bar de Belgrano. Él estaba de visita en Bs. As, ya que se había radicado en Mendoza, donde también había inducido al estilo primigenio a los músicos del Mendoza Hot Jazz Band. Para mi frágil adolescencia era como que me expusiera a la presencia del Papa, o de un gurú sagrado de la India. El próximo encuentro con él fue en 1972, cuando se apareció en Mar del Plata con un remanente de la GVJB y su Omega Brass Band. Ese evento marcó lo que se llegó a llamar la "segunda ola" del movimiento marplatense. 
Kacho se llamaba así, con K, por sus antecedentes de boxeador. Entre sus complejas contradicciones, había practicado ese deporte cuando pertenecía a una familia patricia. Podía combinar expresiones de extrema ternura, con reacciones violentas. Fueron épicas sus disputas con los modernistas que crearon el Bop Club, con quienes podía llegar a las trompadas. Su personalidad tenía una cualidad fascinante, con la que ejercía toda la persuasión que emanaba de su carisma. Así convenció a toda una horda de jóvenes músicos que debían buscar las fuentes del "verdadero" jazz, y repudiar las expresiones decadentes de los vanguardistas. El "falso" jazz se habría impuesto a partir del año 1930, al abandonar sus raíces, la negritud, el espíritu colectivo, la sencillez. Louis Armstrong inicia la degradación de los orígenes al privilegiar a la figura del solista y el virtuosismo individualista. 
Combinaba su profesión de asistente social, con la de su militancia religiosa como pastor evangelista.  Su acción se fundaba en el pensamiento de Leon Tolstoi, con la que alineaba tanto su labor religiosa con su trabajo profesional, y su estética. El jazz debía permanecer sencillo, cerca de los spirituals y los blues en tanto manifestaciones del pueblo, y en particular del pueblo afroamericano oprimido. Esto lo conducía a interesarse en lo que llamaba el "pre-jazz", con un vector que apoyado en el folk negro, apuntaba hacia el África.  Tal como predicaba el escritor ruso, los valores de la música tenían que emanar de la sencillez del pueblo, y expresar ideales cristianos. De ahí que a su regreso a Buenos Aires, creó la Omega Brass Band, banda  que rescataba los spirituals convertidos en música callejera, que podía contagiar entusiasmo por donde apareciera espontáneamente en plazas o paseos. Además combinaba sus presentaciones con el trabajo social, porque el arte, el "verdadero arte" no debía ser "arte al pedo", sino que tenía que servir a un propósito superior.
Recuerdo a Kacho con aprecio, respeto y cariño. Por cierto que le debo agradecimiento. Pero desviarme de su dogmatismo tuvo todo el peso de caer en el pecado. Hoy puedo apreciar su legado, a la vez de entender porque tuve que liberarme de su influencia, como lo tiene que hacer, de algún modo, todo hijo de su padre. 

martes, septiembre 09, 2014

Tolstoi y el jazz tradicional.

 El pensamiento de Tolstoi tuvo que ver con mi iniciación en la música en mis tiempos de adolescente. No porque lo hubiera leído, cosa que recién pude hacer ahora, sino por mediación de un líder al quien se le puede adjudicar en gran medida el movimiento de jazz revivalista en Buenos Aires en el transcurso de la década del 50 y que se prolongó durante los '60. Repasemos algunas de las características del pensamiento del escritor ruso que legó a la literatura obras cumbre como Ana Karenina, y La Guerra y la Paz.
Fue un personaje carismático. Hasta hoy en día hay quienes se enrolan en su pensamiento y que se consideran seguidores. Su obra que fue acuñada en la última parte del siglo XIX, prolongandose al siglo XX. Dotado de una personalidad dominante, su fuerza puede apreciarse en el estilo persuasivo de su escritura. Caracterizado como anarquista, representó una suerte de gesto contra-cultural para su época, atacando sobre todo a las instituciones formales del estado, y en particular, a la iglesia. Eso en combinación con una adhesión al cristianismo originario y a una religiosidad que se incrementó hacia el fin de su vida. Pero su crítica no se escapa al gesto dogmático de aquellos a quienes atacaba. Declarándose a favor de los pobres y de la "gente sencilla" se erigía en vocero de lo que él creía que eran, o debían ser, sus gustos. Así distinguía tajantemente entre el "verdadero" arte, de lo que llamaba "falso" arte.
El primero, debía ser fácilmente comprensible por el pueblo, y por lo tanto rechazaba casi todo el movimiento artístico de su tiempo por ser apreciado solamente por unos pocos, una elite, y en general por las clases altas. El arte no podía abstraerse de los valores de union, paz y hermandad universal, y cualquier desvío de esos propósitos explícitos se convertían en muestras perniciosas de egoísmo y vanidad. Así, la 9vna sinfonía de Beethoven, a pesar de su apelación a esos mismos ideales en su oda a la alegría, era descartada como una obra corrupta, aburrida, llena de vericuetos abstrusos que alejaría a un público popular, que sólo podía ser explicada como producto de un compositor sordo.
Es interesante ver como la intención libertaria y humanista de Tolstoi se transformó en todo lo contrario.
En su Rusia natal influyó a los revolucionarios, y sus dictados sobre el arte se transformaron en la estética del realismo socialista, que en el apogeo del stalinismo sofocó a los creativos rusos, obligó a Shostakovich a retractarse de su propia obra, y sometió al pensamiento y a la cultura a los dictados del Gulag y  sus campos siberianos de trabajo forzado.
O sea, la consecuencias extremas de la subjetividad moderna, al entronizar al Yo, identificado con la Razón, y erigiéndose en  faro de las Luces.
Volvemos a Buenos Aires en la próxima.

miércoles, septiembre 03, 2014

Tolstoi y la música

En la entrada anterior cité las opiniones de un músico ficcional, acerca de la música contemporánea.  (La suerte del personaje en la novela no es envidiable. (Muere envenenado por su mejor amigo, al que él a su vez también asesina del mismo modo).
Hace unos días llegó a mis manos un viejo ensayo de Leon Tolstoi llamado ¿Qué es el arte? de 1897. Transcribo un párrafo en la que hace un comentario sobre la música de su época, la que para para él , era"moderna"

"Un músico de renombre  se sienta ante vosotros al piano y toca algo que dice ser una nueva composición de él mismo, o de uno de los músicos modernos.  Le oís producir sonidos extraños y fuertes, admiráis los ejercicios de gimnasia realizados por sus dedos, y veis, además, que tiene la intención de haceros creer que los sonidos que produce expresan diversos sentimientos poéticos del alma. Su intención es evidente; pero  ningún sentimiento, como no sea el de una fatiga moral, despierta en vosotros. La ejecución dura mucho rato, o por lo menos, os lo parece, quizá porque no recibís ninguna impresión preciosa. Se os ocurre, entonces, que quizá todo aquello es una broma, y que el artista, para probaros, deja correr al azar sus dedos por las teclas, esperando que caeréis en el garlito, y podrá burlarse después de vosotros. Nada más equivocado. Cuando por fin termina el trozo, y el músico agitado y sudoroso, se levanta del piano , solicitando de un modo manifiesto vuestros elogios, tenéis que reconocer que todo aquello está hecho en serio., Esto sucede  en todos los conciertos  en que se tocan trozos de Listz, Berlioz, Brahms, Ricardo Strauss y los innumerables compositores de la nueva escuela."

No se salva nadie. Y sus opiniones, con más de 100 años de diferencia, no son muy diferentes de las del personaje de McEwan.  Para la próxima, ciertos efectos de las opiniones de Tolstoi.