viernes, noviembre 08, 2013

Los Savasa en el Teatro Colon

centro Jueves 31, viernes 1, sábado 2 y domingo 3 de Octubre 2013.- Dúo, Trío, Cuarteto- Centro de Experimentación del Teatro Colón de Buenos Aires.

El cronista debió transladarse a la Capital Federal para asistir a esta serie de conciertos. No era para menos. Se presentaba el alumni de Viva Buddy Bolden, Valentin Garvie en una de las salas de la casa mayor de conciertos del país, el venerable Teatro Colon. Los recitales tuvieron lugar en el llamado  "Centro de Experimentación del Teatro Colón"...un nombre que me parece tan absurdo y paradójico como la expresión "Museo de Arte Contemporáneo". Dentro de unos años va a sonar todavía más ridículo que el lugar donde se celebra la música del sigo XX y XXI tenga aún que llamarse "de Experimentación". Igualmente hemos de agradecer que ese espacio se mantenga, hoy bajo la dirección de Miguel Galperin, cuyo concierto de tesis al graduarse de la carrera de dirección musical de la UCA todavía recuerdo.
Valentín viajó junto a tres compañeros del Ensamble Modern de Frankfurt, su compañero de fila, el trompetista búlgaro  Sava Stoianov, y el cornista israelí Saar Berger.
Hicieron en forma alternada dos programas: El primero consistía en una comisión al compositor argentino Adalberto Vidal, para el que se sumó el pianista Bruno Mesz.
El segundo programa consistía en varias obras escritas por una serie de compositores ...entre los que figuraban el conspicuo Marcelo Perticone, de quien nos ocupamos en la entrada anterior. Marcelo fue una figura central en la formación de Valentin, ya que estudió intensamente en forma particular con él antes de concurrir a la universidad. (siempre dijo que lo que aprendió de teoría con él le alcanzó para atravesar toda la carrera). De modo que no es extraño que haya incluido su obra "Les Illusions", para trompeta y "otra trompeta" que ya incluyera en su grabación "portrait" editado por el EM. Las diversas obras se entrelazaron con una serie de pequeñas piezas llamadas "Savasa Games", compuestas por el pianista del EM, Herman Kretzchmar. Son justamente "juegos" que reflejan los sonidos que provienen de la sala de bronces del EM, donde Sava, Valentin, y Saar, pasan horas practicando, ensayando, preludiando y jugando al ping pong. En su conjunto este programa mostraba una muy variada paleta de sonidos, que sorprendía por esa inusual combinación de dos trompetas y corno. Quizás la inclusión del corno determinó en gran medida una bella riqueza tímbrica. Por otra parte Sava y Saar tuvieron intervenciones solistas que asombraban por su virtuosismo y ductilidad.. 
En cuanto al concierto monográfico del compositor Vidal,  hubo una primera obra "Estudio para piano solo" interpretado por el pianista Bruno Mesz. Bruno además de pianista es matemático y clarinetista, de modo que posee un perfil tan intrigante como la de Vidal, que según su propia definición es "compositor y programador". Luego, los "Cinco estudios para dos trompetas y corno" consistieron en fragmentos instrumentales enlazado por un interludio repetitivo del piano. La naturaleza algorítmica de la música lograba tener cierto carácter humano gracias a la interpretación de los bronces. Las exigencias de la partitura fueron intimidantes, dado el rango de los saltos interválicos, generados por el programa informático que diseñó el compositor.
Paso a darle la palabra a mis lectores, para que mediten sobre el criterio estético de Adalberto Vidal. Transcribo a continuación un fragmento donde el autor explica su idea. Les anticipo que a mí me dio mucho que pensar, y que a mi reacción visceral inicial, se sucedieron otras meditaciones de distinto signo.
Les transcribo textualmente sus palabras:

"El concepto de lo que es estético se rige para mí por un único criterio: que todos los aspectos de la obra puedan ser descritos algorítmicamente. Bajo esta premisa, sólo es estética aquella obra que, en última instancia, pueda ser generada por un programa informático. Todos aquellos aspectos que no pueden ser descritos algorítmicamente son descartados, considerados antiestéticos, caprichos o simplemente errores. La valoración de la obra está en relación directa con sus susceptibilidad a ser programada"

Chupate esa mandarina....

6 comentarios:

Antilope Disecado dijo...

¿Qué pasaría entonces con las obras que contienen improvisación? Tenes ahí una variante (el/los intérprete/s) que no podes prever a la hora de escribir la obra. Por muchas indicaciones que des, ya sea en forma de esqueletos armónicos, ideas melódicas o notas de naturaleza mas abstracta*, todo va a depender del intérprete y sus características, su estilo de tocar, su experiencia con la música improvisada, etc.

*Globokar, por ejemplo, describe situaciones en las cuales el músico se tiene que imaginar e introducir, para luego interpretar el segmento de la obra. Ejemplo:

You find yourself in an elevator with four other people who do not know each other. All at once, the elevator stops. Play this music according to this psychological circumstance.

No sé que tanto control podes tener sobre las reacciones de la gente a estas situaciones.

Antilope

Natalia Costa dijo...

Yo creo que es una pajereada, una pantalla para tapar el poco talento. Cualquier aspecto artístico o parámetro estético puede ser mesurado algorítmicamente, lo que no quita que la obra sea un tremendo embole o el compositor un nabo.

Antilope Disecado dijo...

Me parece que considerarlo una pantalla para tapar el poco talento es un poco excesivo. Yo lo veo como un elemento más dentro de la composición que te puede ayudar o no a llegar al resultado que buscas en la composición. En las sonatas e interludios para piano preparado hay improvisación y nadie duda ni del talento de Cage, ni del valor de esas piezas.

Earling (Esteban) Garvie dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Earling (Esteban) Garvie dijo...

Gracias a Antílope y a Natalia por haber recogido el guante. Les cuento ahora hasta donde llegué yo. Al principio reaccioné como Natalia, pero luego quise moderar mi idea de que el discurso de Vidal se parecía a la de Mengele. Creo que hay que apartarse de la idea romántica de la inefable inspiración del compositor. En realidad, por más que pretendamos ser espontáneos, nuestra "creación" responde a esquemas incorporados, criterios, posibilidades técnicas y criterios adquiridos en nuestra historia. No habría entonces tal cosa como la improvisación "libre". Del mismo modo criticamos lo que "no nos sale" como error, capricho, o anti-estético. De ahí a identificar nuestros criterios y reunirlos en un programa no hay mucha distancia. También es cierto que, como dice Natalia, cualquier producción puede ser mensurado algorítmicamente, si es que se cuente con la herramienta matemática suficientemente compleja. Pero me parece que la cosa no va por ahí, sino a algo a la que apuntan tanto ella como Antílope, que es que se estaría elidiendo algo que corresponde a la dimensión del Sujeto. Esto nos llevaría a una discusión acerca de la noción de subjetividad en juego, pero ya nos estaríamos excediendo de las pretensiones de estas bien intencionadas reflexiones.

Antilope Disecado dijo...

Yo estaba interpretando mal el concepto de Vidal. Yo pensé que él se refería a la razón por la cual una obra podía ser valorizada como buena o mala, pero aparentemente se refería al proceso de composición.