Creo que ya comenté otras veces que a mi llegada a Inglaterra y al anunciarme como argentino, no me preguntaron por Maradona, sino por Américo Bellotto. Por cierto, el que me hizo esa sorprendente primera pregunta era músico, y trompetista para más datos. Es que Américo era conocido por ser el lead de bronces de la afamada banda de Maynard Ferguson que por bastante tiempo tuvo su base en el Reino Unido, y que contrataba casi todos sus músicos ahí. La estética de Maynard era la de el despliegue espectacular y virtuosístico, y ser el que lo secundaba en la conducción de un pack de músicos calificados y de primera línea, tenía que ser alguien especial. El trompetista lead debe poseer características de precisión, seguridad y dominio absoluto del registro agudo de su instrumento. Debe encarar su tarea con una autoridad y firmeza porque se lleva al hombro toda una masa instrumental, en manos de un grupo humano típicamente anárquico y narcisista. El carácter de Américo y su talento estaban bien dotados para esa función. Pero quizás no tanto para el manejo sutil de las relaciones humanas, ni del gesto casi introspectivo del solista torturado á la Chet Baker. Es por ello que está un poco dislocado a partir de su retorno al medio musical porteño, donde no hay conjuntos profesionales numerosos que requieran de su función de líder, donde esa rara habilidad no tiene mercado y donde se vuelve intrincada la política para imponer un nombre como improvisador de jazz.
De modo que la estructura mínima de un dúo de trompeta y piano puede no ser el contexto más favorable para apreciar sus virtudes. Sin embargo, afirmo lo siguiente antes de continuar: Fue una oportunidad en que pudo desplegar una paleta amplia, llena de matices, donde no faltaron los momentos de suave delicadeza, particularmente en las baladas. El otro miembro del dúo, Angel Sucheras, es sin ninguna duda un músico excelente. Que no sólo acompaña sino que despliega muchos recursos con flexibilidad, en un estilo clásico, no muy lejano de la de un Oscar Peterson.
Para otorgar variedad al set, Américo usó una variedad de sordinas, y Sucheras cantó algunos temas, hablidad que ejercita a diario como pianista residente de grandes hoteles. Fue una muy buena muestra de jazz en una faceta clásica, hecha por dos gladiadores de la vieja escuela profesional de jazz. Dentro de esa línea se buscó hacer un show dirigido a un público amplio, tratando de establecer un clima jovial y agradable. Eso ciertamente se logró, aunque sólo en la medida en que la concurrencia era pequeña. El gran público sigue ausente de las tocadas de jazz.
Es que hubo un momento en que Miles Davis decidió abandonar toda amabilidad con el público, considerado un gesto de obsecuencia de los entretenedores "Tío Tom" para servir a sus amos blancos. A partir de ese momento se consideró de mal gusto cualquier concesión en función del espectáculo. A continuación hago un listado de los pecados cometidos por el dúo mencionado en su show del día sábado.
a) Hablarle al público.
b) Contar chistes.
c) Anunciar con antelación y en todos los casos, los nombres de los temas.
d) Explicar todo.
e) (Peor aún) Hacer referencias a la historia del jazz, de Nueva Orleans, de los funerales etc etc.
f) Tocar temas conocidos.
Debo admitir que a mí también me ponen nervioso todas estas cosas. Pero tomemos en cuenta algunos factores que suelen ignorar los modernistas, por llamarlos de algún modo.
a) Miles adoptó ese gesto en momentos de militancia política negra en los EEUU. No es nuestro lugar ni nuestra época.
b) En ese momento se apreciaba el valor de esa música. Se podía declarar, "les gusta nuestra música, entonces coman mierda".
c) Miles se hacía el antipático, pero por otro lado hacía las peores concesiones al mercado musical, adoptando el pop y el rock como material.
d) Nuestro tiempo, al revés que el de los incipientes '60, desprecia la actitud intelectual o mejor dicho, descarta de plano cualquier cosa que exija adivinar, investigar, o un esfuerzo por entender.
e) En la época de Miles interesaba la música, hoy se valora el "show"
Entonces...¿Habrá que seducir a "la gente", o no? Puede ser que el problema esté mal planteado...lo tendré que seguir pensando.
De modo que la estructura mínima de un dúo de trompeta y piano puede no ser el contexto más favorable para apreciar sus virtudes. Sin embargo, afirmo lo siguiente antes de continuar: Fue una oportunidad en que pudo desplegar una paleta amplia, llena de matices, donde no faltaron los momentos de suave delicadeza, particularmente en las baladas. El otro miembro del dúo, Angel Sucheras, es sin ninguna duda un músico excelente. Que no sólo acompaña sino que despliega muchos recursos con flexibilidad, en un estilo clásico, no muy lejano de la de un Oscar Peterson.
Para otorgar variedad al set, Américo usó una variedad de sordinas, y Sucheras cantó algunos temas, hablidad que ejercita a diario como pianista residente de grandes hoteles. Fue una muy buena muestra de jazz en una faceta clásica, hecha por dos gladiadores de la vieja escuela profesional de jazz. Dentro de esa línea se buscó hacer un show dirigido a un público amplio, tratando de establecer un clima jovial y agradable. Eso ciertamente se logró, aunque sólo en la medida en que la concurrencia era pequeña. El gran público sigue ausente de las tocadas de jazz.
Es que hubo un momento en que Miles Davis decidió abandonar toda amabilidad con el público, considerado un gesto de obsecuencia de los entretenedores "Tío Tom" para servir a sus amos blancos. A partir de ese momento se consideró de mal gusto cualquier concesión en función del espectáculo. A continuación hago un listado de los pecados cometidos por el dúo mencionado en su show del día sábado.
a) Hablarle al público.
b) Contar chistes.
c) Anunciar con antelación y en todos los casos, los nombres de los temas.
d) Explicar todo.
e) (Peor aún) Hacer referencias a la historia del jazz, de Nueva Orleans, de los funerales etc etc.
f) Tocar temas conocidos.
Debo admitir que a mí también me ponen nervioso todas estas cosas. Pero tomemos en cuenta algunos factores que suelen ignorar los modernistas, por llamarlos de algún modo.
a) Miles adoptó ese gesto en momentos de militancia política negra en los EEUU. No es nuestro lugar ni nuestra época.
b) En ese momento se apreciaba el valor de esa música. Se podía declarar, "les gusta nuestra música, entonces coman mierda".
c) Miles se hacía el antipático, pero por otro lado hacía las peores concesiones al mercado musical, adoptando el pop y el rock como material.
d) Nuestro tiempo, al revés que el de los incipientes '60, desprecia la actitud intelectual o mejor dicho, descarta de plano cualquier cosa que exija adivinar, investigar, o un esfuerzo por entender.
e) En la época de Miles interesaba la música, hoy se valora el "show"
Entonces...¿Habrá que seducir a "la gente", o no? Puede ser que el problema esté mal planteado...lo tendré que seguir pensando.